Nuestra misión

El carisma misionero de la familia palautiana se encarna especialmente en:

LA PASTORAL DE LA ESPIRITUALIDAD

Desde nuestras raíces, desde Teresa de Jesús y Juan de la Cruz, cada Carmelo es antes que nada una “escuela de oración”. Por ello, queremos que nuestras casas sean:

  • Grupos donde se establezca con el Padre, el Hijo y el Espíritu una relación de amor; esto es, un “trato de amistad”.
  • Un lugar en el que vivimos la presencia de Dios en los hermanos, Amigo que nos acompaña; al que oímos cuando leemos la Escritura, le hablamos cuando oramos, y entramos en la espiral de su amistad siempre que nos animamos a tener “altos pensamientos”. Pero, la oración tiene sus dificultades, implica el aprendizaje de una nueva lengua; un viaje hacia nuestro mundo interior que implica esfuerzo…

Además del testimonio de nuestra vida comunitaria, ejercemos la pastoral de la espiritualidad, colaborando en la dirección de centros de espiritualidad, y dirigiendo grupos, jornadas y cuantas actividades sirvan para fomentar esa presencia de Dios, única fuerza capaz de transformar luego la propia vida.

LA PASTORAL EDUCATIVA

Educar al hombre es parte integrante de la tarea evangelizadora de la Iglesia, que continúa así la obra de Jesús Maestro. De esa misión eclesial participa nuestra Congregación ejerciendo el apostolado de la educación cristiana, principalmente en la formación de niños y jóvenes, en conformidad con los lugares y circunstancias.

LA PASTORAL SOCIO-SANITARIA: ASISTENCIA A ENFERMOS Y NECESITADOS

El amor y la asistencia a enfermos y necesitados es herencia preciosa dejada por nuestro Fundador a la Congregación. Este apostolado encuentra siempre actualidad en un mundo, particularmente sensibilizado al testimonio de la caridad.

Cristo, presente en quien sufre, es el móvil primario de nuestro servicio asistencial. Su palabra funda nuestra fe, nuestro amor y nuestro trabajo. “En verdad os digo que cuantas veces hicisteis eso a uno de mis hermanos, a Mí me lo hicisteis” (Mt. 25, 40). Él pasó haciendo el bien y curando enfermos. Siguiendo su ejemplo, participamos en el misterio de su amor a los hombres.

MISIÓN AD GENTES

La actividad misional forma parte especial del carisma de nuestra Congregación reconocida por la Iglesia con el título de “misionera”, legado de nuestro Fundador. Por ello procuramos mantener viva esta ilusión, intensificar nuestra presencia activa en los campos de misión y atender rápidamente las llamadas de la jerarquía en ayuda de las iglesias jóvenes.

El trabajo en países de misión concretiza, en suma, uno de nuestros más profundos ideales: el de ser enviadas por Jesús, testigos de su Reino, luchando al mismo tiempo contra el hambre, la ignorancia y la enfermedad, buscando el desarrollo integral para las gentes del llamado tercer mundo.

OTRAS FORMAS DE APOSTOLADO AL SERVICIO DE LA IGLESIA Y DE LA SOCIEDAD

El camino de renovada fidelidad a la Iglesia mantiene a las CMT disponibles para asumir los desafíos provenientes de la realidad histórica. Por ello nuestra mirada y servicio se hace presente en las periferias, en los lugares donde se encuentra la Iglesia doliente y necesitada.