Día octavo.
…𝘆𝗼 𝘀𝘂𝗯í𝗮 𝗮𝗹 𝗺𝗼𝗻𝘁𝗲 𝗮 𝗼𝗿𝗮𝗿 𝗽𝗼𝗿 𝗹𝗮 𝗜𝗴𝗹𝗲𝘀𝗶𝗮 𝘀𝗮𝗻𝘁𝗮, 𝘃𝗶𝗻𝗼 𝗮 𝗺í 𝘃𝗲𝘀𝘁𝗶𝗱𝗮 𝗱𝗲 𝗴𝗹𝗼𝗿𝗶𝗮 𝗹𝗮 𝗵𝗲𝗿𝗺𝗼𝘀𝗮 𝗘𝘀𝘁𝗲𝗿.
La esencia de Dios es el Amor, y necesariamente el amor se entrega, se comunica, se encarna… Jesús es el Verbo, es la voz del Padre. Palau experimentó este Dios que se relaciona, que se manifiesta, que ama, relacionándose con su Amada, la Iglesia.
Como familia palautiana estamos llamados carismáticamente a escuchar la palabra del Cuerpo de Cristo, de los pequeños, los excluídos, de los que no tienen qué comer, de los que no tienen trabajo, los que son violados en sus derechos.
Porque para predicar tengo que escuchar el corazón de mi hermano, escuchar sus predicas primero.
Padre, hazme palabra desde y para los pequeños, quiero ser buena noticia y profecía.