DESDE LUCENA, FILIPINAS
Del centro social de Lucena, o mejor dicho de la comunidad, nos llega este saludo navideño, el canto de los pequeños visitantes. Veamos y escuchemos, recordemos la tradición de cantar los villancicos. Tal vez sea la hora de sacar los cantorales, los instrumentos, o sencillamente googlear las letras y unir nuestras voces al cantar: Feliz Navidad. Y mirar más allá de los escaparates o las luces que iluminan y embellecen nuestras ciudades. Porque Navidad se hace realidad allí, donde el ser humano se abre al encuentro, acoge al diferente, comparte el pan y los sueños.
En Filipinas, en la temporada navideña, tanto niños como adultos van de puerta en puerta cantando villancicos. «Jingle Bells», «Silent Night» y «Ang Pasko ay Sumapit» se encuentran entre los más populares. Se sabe de la silenciosa esperanza de obtener a cambio un «aguinaldo» de caramelos, chocolates o dinero. Hay quien canta a capella o con acompañamiento. Los niños usan creativamente materiales reciclables para hacer instrumentos improvisados como tambores y panderetas o cualquier otro instrumento musical creativamente improvisado. Los adultos suelen traer su guitarra, y los músicos, sus instrumentos de viento.
En medio de la pandemia, los beneficiarios de nuestro Centro aún continúan esta tradición filipina. Los niños se animan a tocar a las puertas y cantar villancicos, esperando recibir algo para sus refrigerios, dinero para la cena para llevarse a casa.
Los niños tienen sus propias historias para compartir con nosotros, incluso en los momentos difíciles, continúan contagiando la alegría de la Navidad. En su pequeñez tocan nuestro corazón y nos recuerdan la fragilidad del Niño Jesús, el Emmanuel que siempre está con nosotros.
Dedicamos estos villancicos cantados por los niños a todos nuestros benefactores que han compartido generosamente sus recursos con el Centro Sr. Teresa of Sto. Niño de Lucena. Gracias por continuar apoyando la misión y por cambiar las vidas de aquellos a quienes servimos juntos.
Comunidad Reina del Carmelo, Lucena