Todo está conectado

 

   “Todas las criaturas están conectadas, cada una debe ser valorada con afecto. y admiración, y todos los seres nos necesitamos unos a otros.” (Laudato Si’, 42)

“En cada criatura habita su Espíritu vivificante que nos llama a una relación con él” (Laudato Si’, 88)

Estamos viviendo eventos que marcarán la historia. Y en este momento histórico celebramos el quinto aniversario de la carta encíclica Laudato Si’.

Laudato Si’ fue publicada hace cinco años, y sus enseñanzas son valiosas y de gran relevancia hoy en día. La carta encíclica nos enseña cómo construir juntos ese mundo mejor que deseamos, desde la certeza de que «todo está conectado», todos formamos parte del TODO. Hay personas en todas partes que claman desde la esperanza, y nuestra fe nos ha de ayudar a iluminar el camino.

En la Semana Laudato Si’, del 16 al 24 de mayo, los católicos se unirán en solidaridad por un futuro más justo y sostenible. Reflexionemos y preparémonos a través de la formación en línea, del 16 al 23 de mayo.

  • Del 16 al 23 de mayo: Formación y talleres.
  • 24 de mayo: Día mundial de oración. Únete a los católicos de todo el mundo rezando al mediodía, hora local, usando esta oración:

A nuestra disposición están los RECURSOS  seminarios, eventos o incluso un retiro. Todo listo para participar online.

Además, la UISG ofrece un webinar de formación:

Promoción de la ecología integral en la era digital – 16 de mayo, de 9.00 a 12.00 hs  (ROME TIME)

HTTPS://BIT.LY/LAUDATOSIWEEK2020

 

Desde nuestro carisma palautiano

Como Carmelitas Misioneras Teresianas no podemos dejar de agradecer la carta encíclica Laudato Si’, teniendo presente el gran amor que Francisco Palau mostró por la naturaleza y nuestro compromiso por la integridad de la Creación.

Francisco Palau nos deja su testimonio y vivencia de este gran don de Dios al hombre: la naturaleza, nuestra casa común. En su vida ocupa un lugar privilegiado la montaña, el mar, la naturaleza en su totalidad, de la que el hombre es ese SER al que Dios encargó el cuidado responsable, al que “dio el mando sobre las obras de sus manos, todo lo sometió bajo sus pies” (Salmo 8). Responsabilidad de la que no puede eludir en ningún momento.  En su libro, Mes de María, Francisco resalta las cualidades de infinidad de flores, agrupadas entre sí algunas de ellas, a las que aplica virtudes que sus características simbolizan.

Desde las vivencias de Francisco Palau

Releemos alguno de los textos que reflejan su contemplación humana y mística de la creación, con esa mirada contemplativa expresada en su exclamación: “La naturaleza, con voz dulce y elocuente dice: adoremos al creador, a Dios autor de nuestro ser” (Bto. Francisco Palau)

En estas penas llegué a las peñas de mi soledad. La mañana era una de aquellas de marzo que se presentan con todos los encantos de la primavera anticipada: el sol daba contra los peñascos, pero sin abrasarlos con sus ardores; suavizaba, al contrario, el frío de la mañana; el cielo estaba sereno, y susurraba contra las rocas y arbustos un aire suave y muy templado: todo invitaba al corazón a buscar la belleza por lo que fue criado”. (MR 13,19)

 “Estaba, al caer el sol sobre las aguas del Mediterráneo, sentado en la cima del monte. El clima y el tiempo era magnífico; todas las criaturas estaban en profunda paz, quietud y silencio. El mar aparentaba un salón inmenso de vidrio o de cristal verde-azulado a los pies de este monte. El aire susurraba tan dulcemente, que apenas dejaba sentir su fresca aura; y tan limpio y puro, que, uniéndose a lo lejos con las aguas, era la imagen de la gloria. Al esconderse el rey de los astros debajo del mar, glorificaba con sus rayos las aguas y los aires, de modo que parecía el empíreo, y en su centro el Sol de justicia clarificando los santos. Yo estaba mirando el gran panorama que desde lo más sublime de los montes presenta la naturaleza al despedirse de ella el astro que la ilumina y vivifica”. (MR 16,3)

 “Por la tarde del mismo día, no cabiendo en mi pecho la palabra que me había dicho la noche anterior, me interné solo en el bosque. Era una de aquellas tardes de marzo que anuncian una primavera anticipada. Había muchos días que la borrasca tenía turbada noche y día el mundo entero, y este día correspondía a la calma de la noche anterior. El mar estaba en profundo silencio, y tan quieto que parecía el salón del cielo empíreo. Un bosque espeso de pinos encubría y adornaba, como los cabellos la cabeza de la mujer, grandes peñas que al hundirse en un día de terremoto había quedado abiertas en grandes grietas. La naturaleza me daba su ósculo de paz y anunciaba aquella gran calma que no se halla sino en el seno de los montes solitarios. Y mientras exteriormente la belleza natural de la creación llamaba la atención de los sentidos, otra belleza invisible solicitaba los afectos del corazón” (MR 21,6)

 

Con sentido de Iglesia en el mundo de hoy

Mantengámonos unidos con nuestros hermanos y hermanas en la fe mientras atravesamos la crisis actual y contribuyamos a construir un mañana mejor.

(Fuente: Equipo de la Semana Laudato Si’. La Semana Laudato Si’ 2020.

 Antonia Agulló, cmt

Entrevista