Un año más celebramos con alegría y devoción la Solemnidad de la Virgen María, Reina y Madre del Carmelo.

María, en su advocación del Carmelo, es la “Señora del Lugar”, la “Virgen en salida, modelo para la Iglesia sinodal” la que nos muestra el camino, discípula y misionera, la que nos acompaña para que lleguemos, de su mano, hasta la cima del Monte de la perfección que es Cristo.

María de Nazaret, elegida por el Señor, nos muestra la primacía de la iniciativa divina. Por su pertenencia plena a Dios, la contemplamos como modelo de entrega incondicional. Al mismo tiempo es ejemplo de seguimiento en fidelidad, de servicio asiduo y de disponibilidad plena, por haber acogido la Palabra divina que se hizo carne en ella.

Quienes hemos sido consagradas a la Iglesia en el Carmelo Palautiano vemos en María no sólo el tipo y la figura más perfecta posible de la Iglesia, sino la medianera más poderosa para el enlace sagrado entre la Iglesia y su amante.

Que María, maestra de oración y entrega, nos enseñe a contemplar el misterio de Dios en nuestra vida y nos ayude a salir al encuentro de los hermanos con actitudes de amor, servicio e intercesión.

Antonia Agulló