MI AMOR ESTÁ CRUCIFICADO
Tu cruz, Jesús, es mi herencia bendita.
Estoy junto a María, a tus pies, pues solo apoyada en su regazo puedo sostenerme ante tu dolor, ante tu sangre preciosa salpicando todas las esquinas de mi corazón, de mis certezas, de mis pensamientos, de mis sueños, de mis expectativas, de mis miedos, de mis esperanzas … Todo ha quedado en silencio en este día lento y oscuro.
Te vi pasar junto a mí y mirarme, a pesar de mis traiciones, cuando cantan los gallos en mis amaneceres … Te supe encerrado, y yo buscando mis amores muy lejos de tu cariño… Vi que te abofeteaban, que se burlaban de ti y, a veces, yo
también alargué mi mano hacia tus mejillas … ¡Ciega e insensata!, me burlé de ti. .. Escuché tu sentencia de muerte y, sin quererlo, «Vida de mi vida y Sustento que me sustentas», la he firmado sin quererlo yo también … Te vi pasar cargado con tu cruz, exhausto, doliente, como un jazmín caído rozando todas mis heridas …
Y volví el rostro para no encontrarme, de nuevo, con tu mirada amorosa … Te vi desnudo, retozando como un corderillo bajo los golpes del martillo que, sin
saberlo, traspasaba eternidades … Te vi alzado sobre el madero … «Señor del mundo, verdadero Esposo mío». Viví tu muerte, y la hice mía. Se ha rajado el velo que me dividía por dentro a mí misma … Me envolvió la tiniebla y, de pronto, desaparecieron los arpegios de mis músicas calladas … Y me quedé sin canciones y sin aliento. Porque busco tus ojos y ya no los encuentro…
Y sigo aquí, acurrucada en su regazo materno, porque sin ella, yo no puedo…
Aquí estoy, Jesús. Desnuda mi verdad ante ti. Creo firmemente que el Viernes Santo fue el gran motivo que diste a la humanidad para que nuestra ESPERANZA permanezca en pie eternamente.
Jesús, crucificado por mi amor, tú eres mi único Señor.
(Lucía Carmen de la Trinidad)
Fuente: Rev. ORAR