El Equipo de JPIC envía sus palabras de agradecimiento y de invitación a continuar bregando. A continuación, recordamos la introducción a la mesa redonda «Dar una mano en tiempo de pandemia» y la propuesta de iniciativas sociales sencillas realizadas durante este encuentro.

Desde la JPIC queremos agradecer la buena respuesta de hermanas y laicos en las propuestas planteadas para este tiempo de pandemia y como respuesta a la Jornada Mundial de los Pobres.

Gracias a las comunidades: Karmengo Ama, Amorebieta-España, Sagrat Cor, El Vendrell-España, Santa Teresa de Jesús, Irún-España, Santa Teresa, Valls-España y Nossa Senhora de Fátima-Portugal, por participar y enviarnos sus fotos y trabajos, y a todas las hermanas y laicos de diferentes comunidades que desde el anonimato están colaborando y poniendo su granito de arena en esta propuesta.

También queremos agradecer a todos los invitados y participantes del Mesa redonda, realizada el pasado 13 de noviembre 2020 y al Equipo de Comunicaciones de la Provincia, por su colaboración.

Sigamos caminando junto/as en familia, salgamos al encuentro de quiénes lo están necesitando, con acciones sencillas. Si quieres compartir en esta familia las fotos, trabajo y/o colaboraciones, puedes enviarlo al correo: jpic.europa@cmtpalau.org

 


Adela Morante Sánchez, carmelita misionera teresiana, ha sentido el ardor de la misión viviendo en comunidades de España, Italia, Portugal  y en Paraguay.

Cada destino le ha ayudado a crecer como mujer, cristiana y consagrada. Se siente particularmente enriquecida con los valores y la experiencia vivida entre los pueblos latinoamericanos.

Los últimos años, está en la misión trabajando con niñas en un Centro de Menores, en los Equipos Diocesanos de pastoral, y desde hace un año coordina el Equipo de JPIC de la Provincia cmt de Europa.

Fue quien, en la mesa redonda con la ocasión de la Jornada Mundial de los Pobres, inauguró el evento y presentó las iniciativas sociales sencillas para realmente implicarse y tender una mano al que está a nuestro lado. A continuación, el texto de lo que presentó en el encuentro.

 

 


Me siento muy feliz de poder compartir con todos vosotros este espacio de Mesa Redonda, una oportunidad para la reflexión y al diálogo en un tema que nos ha afectado y nos sigue afectando a todos y a la humanidad, estamos hablando de la pandemia. Agradezco también la disponibilidad de todos los invitados que desde el primer momento aceptaron con gran ilusión el desafío que se les presentaba. Gracias por estar hoy con nosotros y hacer familia.

Voy a presentar a grandes rasgos lo que es el mensaje del Papa Francisco para esta próxima IV Jornada Mundial de los pobres que se va a celebrar este próximo domingo 15 de noviembre.

Este año la jornada tiene como lema un versículo del libro del Eclesiástico “Tiende tu mano al pobre” y nos invita a poner la mirada, el corazón y las obras frente a los nuevos rostros de pobreza que despierta la Pandemia a causa del Covid-19.

¿Qué significa, en estos tiempos, tender la mano, cuando no podemos tocarnos ni acercarnos? A quién? Para qué? Son preguntas que pueden surgir en nuestro corazón. Por qué una jornada puntual si los pobres los tenemos todos los días?

El mismo Papa nos lo dice: “Cada año, con la Jornada Mundial de los Pobres, vuelvo sobre esta realidad fundamental para la vida de la Iglesia, porque los pobres están y estarán siempre con nosotros (Cf. Jn12,8) para ayudarnos a acoger la compañía de Cristo en nuestra vida cotidiana.”

Los pobres nos evangelizan y nos salvan, dice el Papa, porque son los que nos llevan a Jesús y nos recuerdan cuál es la profundidad de la coherencia y generosidad de todo corazón humano. Ellos nos espejan y nos sacan de nosotros mismos para ir hacia el otro, hacia nuestro hermano. Toda situación de pobreza es un espacio teológico para despertar y tomar conciencia de nuestras propias pobrezas y de quienes nos rodean.

El mensaje ejemplifica diversas situaciones que en estos meses de pandemia han visto una mano extendida y que están impresas en la mente de todos, todos hemos experimentado, en menor o mayor medida, la pobreza y la vulnerabilidad, la pérdida, la soledad, la incertidumbre, el miedo. Por eso es un mensaje especial, para todos, también para cada uno de nosotros.

Tender la mano nos hace descubrir, en primer lugar, a quien lo hace,  ya que dentro de nosotros existe la capacidad de realizar gestos que dan vida.

Cuantas manos tendidas se ven cada día! Lamentablemente, sucede cada vez más a menudo que la prisa nos arrastra a una vorágine de indiferencia,  hasta el punto de que ya no se sabe más reconocer todo el bien que cotidianamente se realiza en el silencio y con gran generosidad. Así sucede que, sólo cuando ocurren hechos que alteran el curso de nuestra vida, nuestros ojos se vuelven capaces de vislumbrar la bondad de los santos “de la puerta de al lado” de “aquellos que viven cerca de nosotros y son un reflejo de la presencia de Dios” pero de los que nadie habla.

¿A quiénes hace referencia el Papa? Los médicos, enfermeros/as y sanitarios que siguen batallando en esta pandemia.

“La mano extendida del médico que se preocupa por cada paciente tratando de encontrar el remedio adecuado. La mano extendida de la enfermera y el enfermero que, mucho más allá de sus horas de trabajo, permanecen para cuidar a los enfermos. La mano extendida de los que trabajan en la administración y proporcionan los medios para salvar el mayor número de vidas. La mano extendida del farmacéutico expuesta a tantas exigencias en un contacto arriesgado con la gente. La mano extendida del sacerdote que bendice con el corazón roto. La mano extendida del voluntario que socorre a los que viven en la calle y los que, a pesar de tener un techo, no tienen comida. La mano extendida de hombres y mujeres que trabajan por proporcionar servicios esenciales y seguridad.

Y otras manos extendidas que podríamos describir hasta componer una letanía de buenas obras. Todas estas manos han desafiado el miedo al contagio para dar apoyo y consuelo.

El Papa Francisco, en su mensaje, también denuncia y se rebela frente a los que teniendo las “manos en los bolsillos no se dejan conmover por la pobreza, de la que a menudo son también cómplices”. Denuncia todo sistema de corrupción, de abuso de poder, de exclusión y marginación. Palabras duras las del Papa, pero lamentablemente verdaderas que muestran cuánta falta de responsabilidad social sigue presente en el mundo actual con la consecuencia de núcleos de pobreza extrema que crecen de forma desproporcionada.

La mano extendida, por lo tanto, es una invitación a asumir la responsabilidad de dar la propia contribución que se evidencia en los gestos de la vida cotidiana para aliviar el dolor, la soledad, la fragilidad y vulnerabilidad de nuestros hermanos, de esos “próximos” que están muy cerca nuestro, en nuestras familias, comunidades, pueblos entre nuestros vecinos etc. Tender la mano al que me rodea y aceptar la mano que me tienden, es todo un desafío.

El mismo nos dice: “No podemos sentirnos bien, cuando un miembro de la familia humana es relegado a la retaguardia y se convierte en una sombra” (nº4). Por eso, desde la JPIC, queremos regalarle y regalarnos este espacio para sintonizar con la fragilidad que nos habita y nos envuelve y redescubrir que no estamos solos, que somos FAMILIA.


Como JPIC hemos pensado algunas propuestas concretas  para hacer vida propuestas libres para quienes deseen sumarse.

1.- Invitar a construir juntos una “CADENA DE COMUNIÓN”, el próximo domingo 15 de noviembre.

Esta iniciativa consiste en llamar por teléfono a dos personas o si es posible visitar y preguntarles cómo están, escucharlos, compartir la vida, e invitarles a tener el mismo gesto con dos personas más. Decirles que con una simple llamada podemos aliviar la rutina y las soledad de algún familiar, vecino, hermano/a. Y así, de dos en dos iremos haciendo una cadena de comunión. Lo importante es animar a otros a repetir el gesto y que no se corte la cadena. En éste tiempo de pandemia “Qué bueno es un amigo en tiempos de necesidad”.

2.- Empezar (para quienes no han empezado), continuar (para quienes estén de camino) y entregar (para quienes hayan terminado) la propuesta que desde JPIC se propuso en el mes de octubre “Mes de la Creación” “Reciclaje de nuestras relaciones y misión”

Para quienes no están informados, contarles que esta propuesta consiste en:

  • Tejido de mantas, bufandas, gorros para este invierno, para abrigar a quien tiene frio, están en las calles o este invierno no podrán pagar la calefacción, ni la luz, ni el gas. Son muchas las personas que están viviendo el día a día con lo que tienen, y no llegan al fin de mes. Queremos hacernos cercanos a nuestros hermanos con el calor de familia y con un detalle hecho con nuestras manos.
  • Confección de mascarillas. Bien sabemos que cumplir con las normativas de mascarillas es todo un presupuesto, especialmente para quienes tienen trabajos dónde están expuestos y necesitan cambio permanente y dónde nadie les proporciona este medio de cuidado (los que recogen la basura, o trabajan en la limpieza de nuestros jardines, los que están cuidando de los coches y son vagabundos…

También a  nuestros hermanos migrantes recién llegados o en situación de calle. Con este gesto queremos decirles que su vida y su salud importan. Y queremos cuidarla.

  • Prepara un desayuno o comida, preparada en familia y comunidad para quienes se encuentran solos, enfermos, ancianos que viven solos, personas pobres… Ese día y por qué no cada día queremos que cada uno de ellos se sienta mimado y cuidado por nuestra familia. Con éste simple gesto recordarles que no están solos y que son valiosos para nosotros y para Dios.