PALABRAS DE AGRADECIMIENTO AL CONCLUIR NUESTRA PRESENCIA MISIONERA EN LA CASA SACERDOTAL DE TARRAGONA
“Porque te amo, oh Iglesia, busco en los servicios ocasión de complacerte” (P. Palau)
“He venido para salvar almas y, sobre todo, para orar por los sacerdotes” (Santa Teresa del Niño Jesús)
Excelentísimo Sr. Obispo, don Jaume Pujol, estimados don Josep Queraltó y sacerdotes de la archidiócesis de Tarragona, con quienes tenemos el honor de compartir este momento tan significativo para nosotras, las Carmelitas Misioneras Teresianas, ahora que estamos a punto de poner fin a nuestra andadura misionera en esta Casa, después de casi 100 años de presencia entre ustedes.
Servir a la Iglesia de rostros concretos, acompañar y atender a los seminaristas, a los sacerdotes y al Pastor de la diócesis de Tarragona fue la misión que recibieron las hermanas que fundaron esta comunidad en julio de 1921, en tiempos del cardenal Vidal y Barraquer, siendo rector del Seminario Don José Cambra.
Esta misión se fue reconfigurando a lo largo de los años, dependiendo de las necesidades reales, primero del Seminario y después de la Casa Sacerdotal, y también de las posibilidades de las hermanas. Finalmente, hemos tenido que tomar una decisión dolorosa en el contexto de reorganización que está llevando a cabo nuestra Congregación. La edad avanzada y la escasez de personal religioso nos obliga a redistribuir nuestras fuerzas para seguir atendiendo otras necesidades de la Iglesia y de nuestra propia familia.
Aunque estas decisiones siempre van envueltas en dolor y sufrimiento, ofrecen también la oportunidad de mirar hacia atrás con gozo y gratitud. Por ello, antes de decir adiós queremos expresarle nuestro agradecimiento a usted, Sr. Arzobispo, a sus antecesores y a tantos sacerdotes por la acogida y la confianza que siempre depositaron en nosotras.
Siguiendo las huellas del P. Palau, las Carmelitas Misioneras Teresianas que han pasado por esta comunidad, con sus luces y sus sombras, han tratado de hacer de esta casa un hogar con sabor a familia, a fraternidad, a comunión de vida. Si bien es verdad que muy pronto dejaremos de prestarles servicios concretos, lo que no vamos a dejar de hacer es seguir acompañándoles con nuestra oración y afecto sincero.
En las manos de María de Nazaret ponemos la vida de los miembros de esta querida archidiócesis de Tarragona y especialmente la de sus pastores. Asimismo, ponemos bajo su protección la vida de las hermanas Elisa Julia de Jesús, Teresa Arribas, Agustina da Costa y Francisca Esteve, que pronto marcharán a sus nuevos destinos; también, la vida de la hna. Antonia Agulló, que tuvo que marchar a su nueva comunidad hace unos meses, pero que nos acompaña en esta despedida.
Que sea Ella, la estrella de la esperanza, la que siga iluminando el camino de nuestras vidas: un camino hecho de amor y servicio a la Iglesia, que todos nosotros estamos llamados a seguir recorriendo con la certeza de que Dios, Padre bueno y misericordioso, nos conduce por donde Él sabe.
¡Muchas gracias y hasta siempre!
Tarragona, 17 de diciembre de 2018
Mª del Rosario Pérez Payá
Animadora Provincial