Rescatamos desde la página web de la Delegación de Asia asia.cmtpalau.org la reflexión hecha por la hermana Gloria Esther sobre el evangelio leído en las iglesias y, ¡ojalá!, personalmente por los creyentes el pasado domingo, XXII de tiempo ordinario.

Palabras que incomodan, tal vez, pero que está bien reflexionar. Aptas y adaptables a toda vocación cristiana, seas religioso, religiosa, laico o clérigo. La sombra de la cruz, la exigencia de una vida auténticamente “del discípulo del Crucificado”…

Toma y lee.

 

Mt 16, 21-27

Cuando leí el Evangelio de este domingo XXII de tiempo ordinario, me dije: Dios mío, ¡que difícil es! Me di cuenta de que contiene muchas ideas. Las he resumido en cuatro:

  • Resiliencia en el sufrimiento.
  • Corrección fraterna para invertir el pensar como los hombres por el pensar como Dios.
  • Seguimiento de Jesús para encontrar vida “verdadera”.
  • Recompensa, según nuestra actitud en la vida.

¡Puedo ver la gran distancia entre nuestras comunidades y los jóvenes de hoy!

  1. En nuestras comunidades hay dos clases de hermanas: con resiliencia y sin ella, o por lo menos con bajo nivel de resiliencia. A veces, yo me encuentro con las dos actitudes: con y sin resiliencia.
  2. Es difícil practicar corrección fraterna en ambos sentidos: para ejercerla tienes que buscar palabras ‘dulces’, para no herir a los otros. Pero Jesús llama a Pedro hoy ‘Satanás’, corrección muy ‘amarga’ a nuestros oídos. A veces prefiero tomar el camino fácil, no ejercerla. Pero con el tiempo reconozco que me equivoqué… Es como una familia, cuando no se corrige a los hijos, no crecen bien. A veces también es difícil recibir correcciones, nuestro orgullo es demasiado alto que se hiere. De la misma forma, también yo tengo miedo de recibir correcciones porque veo mi debilidad.
  3. ¿Por qué es tan difícil seguirle? ¡Lo mismo! En nuestras comunidades hay hermanas que le siguen incondicionalmente. Otras están demasiado acomodadas a ellas mismas, que sólo desean su voluntad personal, creyendo que poseen la verdad, y que los otros están siempre equivocados. ¡Espero y oro que yo pertenezca al primer grupo!
  4. ¡A veces somos “como niños”, esperando por recompensa y aprecio! Incluso yo, a veces, me cojo a mí misma en este grupo.

Con aquellas comunidades con la misma actitud que la mayoría de los jóvenes de hoy: faltos de resiliencia, no preparados para el sufrimiento, con miedo a recibir correcciones, con ‘pobre’ seguimiento de Jesucristo y de negarse a uno mismo y siempre esperando recompensa… no podemos esperar nuevas vocaciones. ¡Creo que esta es la raíz del problema de la falta de vocaciones! ¿Cómo cambiar esto? Estando abiertas y siendo sinceras con el evangelio de hoy: preparadas para sufrir, aceptando la corrección fraterna para seguir creciendo, ¡siguiendo a Jesús incondicionalmente y sin esperar recompensa!  De esta forma no tendremos ‘vergüenza’ de invitar y decir: “¡Ven y verás!”

¡Sí! ¡Lo queremos, pero experimentamos que somos débiles! Volvamos a nuestro primer amor, y escuchemos al Padre Palau susurrándonos al oído: “Hijas, ahora es tiempo de sacrificarnos un poco por Jesús -por la Iglesia-”. ¡Decidamos ser modelos de identificación para los jóvenes llamados hoy, poniendo lo mejor de nosotras mismas! Con esperanza, oremos y cantemos la canción: “Como el girasol que sigue cada movimiento del sol, así yo me dirijo a ti, para seguirte, ¡mi Dios!”

H. Gloria Esther Alonso cmt

 

Gloria Esther Alonso Méndez: Carmelita Misionera Teresiana, española, “canaria”, vocacionada para los pobres, mujer apasionada en todo lo que emprende y hace, tuvo su primera experiencia con los marginados en la comunidad de San Llorenc Saball, en un Hogar de niñas.

Desde que hizo los votos perpetuos, en 1991, fue destinada a Filipinas, donde ha sentido el sufrimiento de los pobres; con otras hermanas, ha colaborado con diferentes proyectos de desarrollo: Sr. Teresa Mira, en Lucena City; Casa Maricuecha, en Lázaro Cárdenas, México, por un periodo de dos años y medio; Fr. Palau Center, en Pangantucan; Ministerio de Servicios Sociales y Desarrollo, en la parroquia del Carmen, Manila.

Nada más llegar a Filipinas se comprometió en la PJV. En Manila acompañó a las postulantes por dos años (2018-2020). 

Actualmente se encuentra destinada en Pangatucan.