II Encuentro de la Familia Palautiana “Tejiendo relaciones”
Aitona (Lleida) el 4 de noviembre de 2017
Familia y carisma todo ello envuelto por la comunión que englobaba el día 4 de noviembre. Este día tuvo lugar en Aitona, bajo el lema “Tejiendo relaciones”, pueblo que tanto significado nos aporta, una comunión entre hermanas y laicos en misión compartida donde el objetivo era establecer vínculos entre todos, teniendo como presencia al Padre.
Un carisma que nos envuelve en un objetivo común para hermanas y laicos: la misión compartida, el amor a los prójimos y a la Iglesia. El término Iglesia entendiéndolo como el conjunto de prójimos y la comunión, no se trata de un amor exclusivo sino del “darse” a los demás y amarlos como una “cosa infinitamente bella”.
Así entendí el concepto de “Tejiendo relaciones”, formando una unión profundizando en el carisma y en el Padre. No era la primera vez que entraba en la cueva o recorría los sitios por los que el Padre se hallaba y evangelizaba, pero sí que es verdad que cada vez que vuelvo a Aitona en ese encuentro con el Padre el mensaje es distinto, me hace aprender y aventurarme en el término del amor de forma diferente encontrando así mi misión en la vida.
En primer lugar, se celebró en la misma cueva un encuentro de todas aquellas personas que se reunían de diferentes ciudades y países del mundo porque habían sido convocados por Él. Emociones de alegría al ver a laicos y hermanas que hacían tiempo que no se encontraban, en cada uno de sus rostros se veía “la cosa amada”.
La Sra. alcaldesa, Rosa Pujol, nos dirigió su saludo de acogida y bienvenida a Aitona y, acto seguido, la H. Olga Olano, Superiora provincial, nos dirigió unas palabras de bienvenida partiendo de la definición de “santo” según el diccionario de la Real Academia de la Lengua comparando con el concepto de “santo” desde la Palabra de Jesús y de Francisco Palau. Acogida cercana y afectuosa que nos llegó al corazón.
Tuvimos la oportunidad de sentir al Padre en la cueva y en sus alrededores mientras hacíamos oración entre todos. Impresionaba la cuantía de personas que nos situábamos en ese momento y en aquel lugar, la forma de escuchar la importancia que representa este lugar para la Congregación y para los laicos que compartimos la misión. Después fuimos al polideportivo de Aitona a comer, lugar donde la diversión fue partícipe en cada uno de nosotros estableciendo bailes de diferentes zonas de España y donde resuena en mi cabeza sin cesar aquella frase que cada miembro de diferente lugar se hacía “¿Quién me ha convocado? El Padre Palau me ha convocado”.
Comida de hermandad y fraternidad que contó también con buena animación en la que colaboraron todos los asistentes y dinamizaron la fiesta dando un aire festivo muy propio del Carmelo. Un grupo de alumnos de Amorebieta dio el tono de juventud dinamizador a la fiesta.
“En la oración, ofrécete a nuestra Señora, ponte bajo su protección y fíate de ella…”. Terminábamos de la comida y sobremesa y nuestra Señora de las Virtudes nos encaminaba para llegar a la casa natal del Padre, un lugar donde los orígenes del fundador se hacían visuales e hicimos una oración delante de ella, delante de nuestra Señora de las Virtudes. Concluir el encuentro con la celebración de la Eucaristía en San Antolín fue enriquecedor presidido por el Señor Obispo de Lleida, D. Salvador Giménez Valls, y concelebró con otros sacerdotes de Aitona y comunidades de CMT
No llovió ni chispeó durante todo el día de encuentro, muy inusual puesto que el Padre siempre nos recibe emocionado y con una meteorología abundante en lluvia o en esas lágrimas de emoción que caen siempre del cielo, pero este día fue diferente no llovió. Exactamente, no llovió por fuera pero sí había una lluvia interior, una lluvia que en mi caso refleja una inquietud muy fuerte en la misión de transmitir el carisma a las personas que me rodean. El padre Palau comenzó rodeado de laicos antes de fundar la Congregación, sufría de una inconstante incomprensión en la época en la que se situaba, pero, sin embargo, continuaba su misión. Algo que siempre recuerdo del Padre, entre muchas otras cosas, es el carácter de oración y misión, no existe una sin la otra. Agradezco a la Comisión de la familia palautiana, designada por el Equipo de Animación y Gobierno de la Provincia Francisco Palau de Europa, toda la organización del encuentro puesto que no hubiera sido posible esa unión de laicos y hermanas con ese cariño que se resume en este día.
Quedaba de manifiesto también la gran colaboración del Ayuntamiento y voluntarios de Aitona que no escatimaron ningún esfuerzo en la colaboración para este gran evento.
Y como no podía faltar, después del himno Salve Francisco, cuando ya partíamos con los autobuses o coches particulares, la lluvia hizo su aparición. Eran gotas fuertes de agradecimiento
Ainhoa Mena Guillén, en misión compartida.
Con la colaboración de Antonia Agulló, cmt