Y AHORA, ¿QUÉ? Caminos abiertos por el Sínodo.
Jornadas de Pastoral Juvenil Vocacional. Madrid, 8-10 febrero 2019.
El Equipo de Pastoral Juvenil Vocacional de la Provincia Francisco Palau CMT participó en las Jornadas de Pastoral Juvenil Vocacional 2019 que se realizaron en Madrid bajo el lema: “Y AHORA, ¿QUÉ? Caminos abiertos por el Sínodo”. El contenido que pudimos obtener en estas jornadas fue un camino que nos hizo adentrarnos en el Sínodo de una forma viva siendo autocríticos y observando la realidad juvenil de nuestro tiempo.
Desde el primer momento, se hizo hincapié en la importancia de los jóvenes, en un camino con ellos. Podemos establecer un significado fundamental del Sínodo: caminar juntos en comunión. El deseo de escuchar, implicar, corresponsabilizar a los jóvenes en la misión pues son ellos los protagonistas del camino. Este Sínodo ha sido distinto porque han estado presentes los jóvenes que tuvieron la posibilidad de expresarse y edificar con sus testimonios de vida. A través de ellos Dios se ha hecho presente.
Es evidente que necesitamos una Iglesia que sea testimonio de fraternidad. Para ello, podemos posicionar tres verbos sinodales:
- Escuchar; valentía para hablar y humildad para la escucha, La Iglesia que camina como pueblo de Dios, entramos en diálogo con la Iglesia. Se menciona a la Iglesia “con una deuda de escucha”. Como bien establece nuestro Papa Francisco “los jóvenes no se sienten comprendidos en su originalidad por parte de la Iglesia y, alguna vez incluso, hasta rechazados”. Estamos ante una Iglesia que habla mucho y aprende poco. Son los jóvenes la forma con la que Dios se relaciona con su pueblo. Estamos en el deber de tener una capacidad empática para abandonar el propio punto de vista y entrar en el punto de vista del otro. El ideal de una Iglesia “en salida” es una clara opción de pastoral que pone a la Iglesia en una posición de riesgo.
- Acompañar; estar al lado del joven. Una Iglesia adecuada al Evangelio y a los jóvenes es una Iglesia caracterizada por la sinodalidad misionera. Esto no es posible sin un camino de conversión. Para ser creíbles debemos vivir una reforma de la Iglesia que implica la purificación del corazón y cambios de estilo. El objetivo de la Iglesia del tercer milenio es la presencia de todos, caminando unidos (sinodalidad). Podemos establecer que el Sínodo no es solo un documento sino una gran oportunidad pastoral. Representa una nueva organización en la Iglesia con la “PASTORAL DEL ACOMPAÑAMIENTO”.
- Discernir; debemos buscar para elegir. No debemos olvidar que todos los jóvenes son nuestros, no hagamos divisiones. Se trata de un evangelizar a y con los jóvenes. Es tiempo para la participación, para un dinamismo de renovación y para ser discípulos misioneros quebrantando los estereotipos y el clericalismo. “La Pastoral juvenil en clave vocacional” es descubrir tu seguimiento a Cristo. Te ayuda a descubrir lo que Dios quiere de ti. Para ello, debemos cambiar de paradigma y hacernos la siguiente pregunta: ¿Cómo puedo ayudarte yo (al joven) a descubrir tu vocación?
Cuando hablamos de una pastoral “en salida”, no podemos dejar de mencionar que nos encontramos ante tres escenarios juveniles diferentes: los presentes, los alejados y los ausentes. Son tres realidades que no podemos obviar en esta sociedad. Tenemos que entender a los jóvenes COMO LUGAR TEOLÓGICO, descubrir que Dios está en los jóvenes con los que trabajamos y que nos habla a través de ellos. Llegamos así a una síntesis bastante evidente: TENEMOS QUE CONVERTIRNOS PASTORALMENTE.
Muchos jóvenes se han alejado de la iglesia. El recorrido sinodal en su conjunto ha sido una llamada a examinarnos con humildad, el problema no son los jóvenes sino la incapacidad de la iglesia en su conjunto de ser una presencia profética en el mundo contemporáneo. El sínodo pide un relanzamiento de la pastoral con y para los jóvenes. Ha pedido no tener miedo de arriesgar nuevos caminos, invita a salir con valentía ante nuevos retos. Somos conscientes de la posición que ocupa la Iglesia en la actualidad para los jóvenes, no está en el centro, pero remarcamos haciendo mención a que los primeros cristianos no decían a los otros lo que tenían que hacer. Decían: nuestra religión nos invita a vivir así. No se trata de moralismo, los jóvenes no nos piden que se les juzguen.
Hoy hay un gran dinamismo creativo evangelizador, tenemos ganas de responder al desafío y los jóvenes necesitan ese caminar juntos en comunión. El sínodo nos llama a ponernos en movimiento con valentía y ardor. Nos quedamos con la frase del Santo Padre que refleja una síntesis con un gran valor intrínseco y que nos invita a luchar en este camino de oportunidad: El Sínodo de los jóvenes ha sido una buena vendimia y promete buen vino.
La clave está en el DISCÍPULO. El instrumento evangelizador eres TÚ CON TU VIDA.
Como diría el Papa Francisco a los jóvenes: ¡Arriésgate! ¡El que no arriesga, no camina!
Ainhoa Mena