Al finalizar la jornada de trabajo, la última de este III Capítulo de la Provincia “Francisco Palau”, H. Mª José Gay Miguel, animadora general, ha dirigido a las hermanas reunidas en la sala capitular este mensaje.

Provincia “Francisco Palau” – Europa

Queridas hermanas, hace aproximadamente nueve días que dimos inicio al III Capítulo Provincial de esta querida Provincia “Francisco Palau”. Estoy segura de que la mayoría de las que habéis participado como capitulares estaréis de acuerdo en que han sido días donde la vida, con todo lo que contiene esta palabra, nos ha atravesado.  Cuando digo que la vida con todo lo que contiene nos ha atravesado, me refiero tanto a lo experimentado durante estos días, como a los acentos que habéis marcado como prioritarios para estos años que tenéis por delante. Ha sido la vida el eje vertebrador desde donde hemos partido y hacia donde hemos querido caminar.

Quiero subrayar como experiencias vitales algunas que considero más relevantes; cada una puede añadir aquellas que a nivel personal pueden enriquecer lo que voy a mencionar.

Valoro en primer lugar, queridas hermanas, la responsabilidad de cada una, y junto a vosotras la de los laicos que nos han acompañado. Considero esta palabra fundamental para vivir hondamente estos días de discernimiento y favorecer la buena marcha del encuentro. Sin la colaboración personal de todas las aquí presentes, este capítulo hubiera tenido unos énfasis que poco tienen que ver con la sinodalidad y la colegialidad. Por otro lado, y como la vida misma, hemos vivido algunos momentos de dolor, falta de entendimiento, experiencias de noche; pero esto también ha sido una posibilidad para dejar que el Espíritu sobrevolara el caos y nos devolviera la paz y la comunión. Como dice el papa Francisco: “esta es la fraternidad de la Iglesia: se pueden discutir visiones, sensibilidades, ideas diferentes, y en algunos casos decir cosas con franqueza; esto ayuda, y no decirlas por detrás, con una crítica que no hace bien a nadie. La discusión es una oportunidad para el crecimiento y el cambio. Pero recordemos siempre que no se discute para imponerse, sino para expresar y vivir la vitalidad del Espíritu, que es amor y comunión” (Chipre 2 diciembre 2021).

Además de la responsabilidad y la noche me gustaría rescatar un acento que me parece novedoso, dadas las características de esta asamblea, y es la importancia que hemos ido dando a la palabra diferente, a las experiencias nuevas, el énfasis y valoración a modos y áreas que se van abriendo paso en esta Provincia y que van mostrando un rostro cada vez más plural en personas y opciones. Traigo aquí a vuestra memoria la experiencia de nuestro fundador ante la novedad que se le va presentando: “Yo ahora entro en un campo nuevo […]. Siento que Dios me llama a la predicación y me he de abandonar al Espíritu que me guía; y allá donde veo puerta abierta, por allí he de entrar” (Cta. 54,1). Y en otro momento sigue compartiendo con Juana: “este viaje, -nosotras podemos decir: este capítulo- me ha servido y me sirve para inspeccionar y calcular -para discernir- lo que yo deba y pueda hacer en cumplimiento de mi misión y vocación. Dios no dejará jamás a los que de corazón desean su gloria y se ofrecen en sacrificio para bien de su Iglesia” (Cta. 52,2).

La vida de la Provincia, en todas sus dimensiones, ha sido el punto de partida para poder hacer una evaluación honda del camino recorrido. La humanidad, con sus penas y alegrías, ha sido el marco de referencia para poder determinar hacia dónde caminar, según las notas características de nuestro carisma. Dios “nos empuja a partir una y otra vez y a desplazarnos para ir más allá de lo conocido, hacia las periferias y las fronteras. Nos lleva allí donde está la humanidad más herida y donde los seres humanos […] siguen buscando la respuesta a la pregunta por el sentido de la vida” (GE 135).

Considero, queridas hermanas, que con los hilos que cada una ha aportado, con los dones y carismas, la capacidad de análisis, discernimiento, búsqueda del querer de Dios, etc., habéis sido capaces de delinear de manera clara y evaluable el camino que estáis dispuestas a recorrer.

El capítulo no termina aquí. Se nos abre un horizonte en el que todas y cada una debemos aportar nuestra mejor versión, como se dice ahora. El futuro de esta porción de la Congregación será lo que todas vosotras, lo que cada una decida construir. Nadie queda fuera de esta misión apasionante que se nos regala y que nos atrae al mismo tiempo.

Quisiera ahora expresar mi gratitud a todas las hermanas que habéis participado en esta asamblea y en especial a quienes lo habéis hecho posible. En primer lugar, mi agradecimiento a la comunidad de Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús y a su personal que nuevamente nos acoge en su Casa de Espiritualidad “Santa Rafaela María”, donde nos hacen sentir como en nuestra propia casa.

Gracias al P. Antonio Ángel Sánchez Cabezas, ocd, Provincial de la Provincia Ibérica quien presidió la misa votiva del Espíritu Santo, en comunión con toda la familia del Carmelo.

Mi agradecimiento especial va dirigido al P. Amando Cantó. Su modo cercano y fraterno, sus palabras hondas en clave teresiano-sanjuanista han iluminado los momentos capitulares con la claridad y concreción propias de nuestra espiritualidad.

Gracias a la hna. Mª Rosario Ríos Álvarez, odn, formadora y ex presidenta de CONFER, quien iluminó la jornada de elecciones desde su experiencia en la conducción de la vida religiosa. Con ella nos unimos a toda la vida religiosa que quiere ser activamente sensible a los ecos del Espíritu.

Gracias a las hermanas que habéis colaborado desinteresadamente en los distintos servicios durante esta asamblea capitular: secretaria externa, comisiones y equipos.

Gracias al Equipo de Animación y Gobierno, y apoyo en secretaría, que culminó una etapa; que el Señor bendiga vuestra entrega.

Gracias al nuevo Equipo de Animación y Gobierno, las hermanas Teresa Vives, Mª del Rosario Pérez, Mª Asunción Caminero, Marta Farón y Olga Olano. En vuestras manos el Señor ha puesto, por medio de esta asamblea, este momento de historia congregacional para continuar procesos, abrir otros nuevos y acertar a acompañarlos en esta querida Provincia “Francisco Palau” de Europa, con la delegación “San Lorenzo Ruiz” de Asia.

Durante estos días hemos tenido en nuestras manos y hemos acogido en el corazón la vida de la Provincia con responsabilidad, en medio también de la noche, con voluntad firme de apertura a lo diferente. Hemos abrazado la vida de las personas, las situaciones por las que pasan… y como Palabra hecha carne acogemos esa presencia de la Amada Iglesia.

Estos rostros de la humanidad que nos orientan en la misión, rostros también de nuestras hermanas, los pongo bajo la protección de Nuestra Señora de la Esperanza. Con Ella os invito a celebrar la esperanza de un nuevo comienzo.

Con estas palabras declaro clausurado este III Capítulo de la Provincia “Francisco Palau” de Europa.

Madrid, 18 de diciembre de 2021

Mª José Gay Miguel

Animadora General