DESPEDIDA Y EUCARISTÍA DE ACCIÓN DE GRACIAS POR LA MISIÓN EN ÁVILA
Un 27 de noviembre del 2022, la iglesia de San Pedro Bautista acogía a la comunidad parroquial reunida para celebrar esta misa en acción de gracias por la presencia del carmelo palautiano en la tierra de Santa Teresa.
Además de las hermanas de la comunidad acompañadas por la Animadora Provincial y hermanas de la comunidad de Madrid, se hicieron presentes las religiosas carmelitas misioneras, paúlas, esclavas carmelitas de la sagrada familia, carmelitas descalzos, y otras personas que conocieron a las hermanas carmelitas misioneras teresianas a lo largo de estos 52 años al servicio de la Iglesia en su cuerpo sufriente. La comunidad de Ávila se despedía agradecida, con la esperanza de un grano que se deja sembrar para que la vida vuelva a brotar.
Don Jesús García Burrillo, administrador diocesano, presidió esta Eucaristía, primera de Adviento 2022, en clave de agradecimiento y esperanza, aun en medio de dolor que siempre traen las despedidas.
Al finalizar, la hermana provincial tomó la palabra para agradecer la vida de las hermanas entregada en la misión compartida con la comunidad eclesial de esta diócesis de Ávila. A continuación, su mensaje agradecido, sencillo y emotivo a la vez.
Ante todo, un saludo a D. Jesús, nuestro pastor, y un sincero agradecimiento por su presencia, que es muy importante para nosotras. Gracias por sus palabras. Gracias a D. Jorge, a d. José María, al P. Jurek y a la comunidad parroquial por la cálida acogida. Estamos celebrando la Eucaristía, acción de gracias por excelencia, en este primer domingo de Adviento que nos abre un camino de esperanza y de apertura a la vida nueva que nos ofrece el Señor con si venida.
En este día, en comunión con todas las hermanas que han formado parte de esta comunidad Santa Teresa, en sus distintas etapas, y con la Iglesia local, a la que hemos ofrecido nuestro servicio como expresión de amor, al estilo del P. Palau que dice: “Porque te amo, oh Iglesia santa, busco en los servicios ocasión de complacerte”, damos gracias por el gran regalo que ha sido vivir y servir en la tierra de Teresa de Jesús y de Juan de la Cruz. Por el espíritu de familia compartido con la vida consagrada de la ciudad y en especial con la familia del Carmelo: padres y hermanas.
Hoy dirigimos una mirada al camino recorrido y podemos ver a las hermanas, que formaron parte de la comunidad en la primera etapa de la Clínica Santa Teresa, animadas por un espíritu misionero imbuido de estilo samaritano: cuántos encuentros llenos de gestos de cuidado del cuerpo y del espíritu. Manos que curan, palabras que sanan, miradas que serenan, sonrisas que alegran y tantos espacios de escucha atenta. Por todo lo vivido, lo compartido, lo ofrecido y lo recibido decimos gracias Señor y gracias a todas las personas que hemos encontrado en nuestro caminar.
Y cuando ya no fue posible seguir prestando nuestros servicios en el campo de la salud, la congregación se reinventó para poder ofrecer un espacio de acogida, tanto para la formación permanente en la espiritualidad teresiano sanjuanista, como para los grupos de hermanas que se preparaban a lo Votos perpetuos.
En esta segunda etapa, como ha indicado D. Jesús, las hermanas también se insertaron en la pastoral diocesana y parroquial.
Por el don de estos 52 años de presencia damos gracias y pedimos que “María, Virgen de la esperanza, nos ayude a centrar la mirada en el Señor que viene para darnos vida y vida en abundancia”, interceda por todos nosotros, nos acompañe e inspire en este nuevo caminar.
Teresa Vives Pertusa, Animadora Provincial