La profesora infantil del colegio «La Purísima» en Torrevieja, comparte las experiencias vividas frente al covid19 por los alumnos del centro y sus familiares. La exposición del tema fue grabada durante la mesa redonda «Dar una mano en tiempo de pandemia» y transmitida online el día 13 de noviembre de este año 2020.

PAISAJE DE UN CENTRO EDUCATIVO: ALUMNADO Y SUS FAMILIARES EN TIEMPOS DE PANDEMIA


Buenas noches. ¿Cómo ha afectado la pandemia las instituciones educativas? Indudablemente los centros educativos, desde mi propia experiencia docente, han tenido que reciclarse totalmente, adaptando… dentro de sus posibilidades, los diferentes espacios, clases, salas, comedores y aulas polivalentes para reubicar al alumnado dentro de la normativa vigente: aulas con menos alumnos, distancia social de metro y medio, dispensadores de gel desinfectante, reorganización del horario escolar, turnos de patio etc…

La transformación ha sido severa y profunda para cumplir con la normativa y garantizar la máxima seguridad a las familias de nuestros alumnos. Cabe señalar que día a día en los centros se sigue trabajando al respecto, no podemos bajar la guardia, y continuamente se realizan adaptaciones y actualizaciones. La meta es que el centro continúe caminando, aun en tiempos de adversidad.

Si a nivel institucional el esfuerzo ha sido notable, toda vez más a nivel personal. En nuestros alumnos, padres, profesores, y personal de administración y servicios.

– ¿En los niños? Pues… he de decir que me siento orgullosa de la respuesta de mis alumnos, sobre todo de los más pequeños de educación Infantil, que están en sus llamadas “clases burbuja”, y continúan trabajando con alegría y entusiasmo. Mención especial para el profesorado de estas edades infantiles, por su capacidad de reciclaje docente, de entrega y sacrificio. – Los alumnos de la etapa de Primaria se encuentran en situación de desdoble; pasando de 2 a 3 líneas. En agrupamientos de 17,19 o 20 alumnos como máximo. Ellos son muy conscientes de la problemática, aportando continuamente su punto de vista, colaborando con el profesorado y haciendo suya la máxima: “llévate bien con la inevitable y hazte íntimo amigo de lo insoportable”. Creo que necesitaban urgentemente regresar a nuestra casa… al cole, al contexto escolar, a compartir con los compañeros… Se les ve felices e incluso con un punto más de madurez después de estos meses de confinamiento.

– ¿En los jóvenes? – Sabemos que la juventud de hoy día es voluble y vulnerable a las modas y arquetipos sociales, no siempre bien articuladas, por eso… nuestros centros han de trabajar y fomentar valores de respeto, empatía, solidaridad, altruismo para ellos, en el sentido de darles herramientas e instrumentos sociales para que se convierten en ciudadanos con capacidad crítica y análisis de la realidad. – Han de sentir que la sociedad espera mucho de ellos y tienen que aceptar normas. No hacer como que el problema no va con ellos… Particularmente pienso que debido a los efectos de la edad, les cuesta más aceptar e integrar en su día a día los reajustes y restricciones… Se rebelan contra el hecho y no le dan, en ocasiones, mucha importancia. Es esencial la labor y guía de las familias y el profesorado en nuestros jóvenes.

– ¿Las familias? – Se nos llena la boca muchas veces cuando decimos que nuestro centro es «una gran familia Palautiana”, con sus divergencias… a veces, pero siempre remando en la misma dirección. Ya desde el confinamiento, los padres de nuestros alumnos manifestaron una actitud ejemplar. Muchos de ellos escribían correos semanales expresando apoyo, aportando sugerencias, o simplemente para darnos las gracias. Ahora a la vuelta, todas las medidas y reajustes no solo han sido aceptadas con buen agrado, sino que, además, las defienden y aplauden. Siento que en la adversidad es cuando las familias se han unido más y han hecho suyo el espíritu y carisma palautiano.

– ¿Y a nosotros, los profesores? – Después de sufrir los rigores del confinamiento, que trajeron el trabajo online con horarios semanales de tareas, trabajos, correcciones, comunicaciones y demás… teníamos muchas ganas de volver a sentir el calor del hogar, de las aulas, pasillos, patios… de una clase llena de alumnos, hablar con tus compañeros. Fue como la película… Un “volver a empezar” con ilusión, pero con enorme incertidumbre y lógica preocupación por los notables cambios en la forma y el fondo.

Hemos cambiado muchos aspectos, pero sin perder nuestra esencia e identidad. La manera de dar clase, no tan grupal como antes… los tipos de actividades, los espacios y la distancia de seguridad te limita mucho… Se ha hecho un ingente esfuerzo… Siempre atentos y alerta a las necesidades de nuestros alumnos, para que cumplan las normas de higiene básicas, pero hemos perdido algo… el contacto físico y cercano, a veces necesario… un abrazo, una palmada, un apretón de manos; sin embargo, estamos aprendiendo a mirar a los ojos, a escudriñar la única parte que no tapa la mascarilla, a leer sus miradas, a estar lejos, pero a la vez cerca…

Y muy importante y básico: el continuo intercambio de información entre nosotros, los profes. El boca a boca funciona más que nunca… Y la sensación de equipo unido, da igual el nivel educativo… hemos de conseguir salvar este curso y llegar a la meta. ¿Cuál es el mayor reto que se nos presenta este año? – La oportunidad de crecimiento personal que tenemos ante la adversidad. Saber interpretar y descubrir lo bueno que nos puede ofrecer y dejar este tiempo aciago. Valorar las pequeñas cosas del día a día, caminar, crecer, y avanzar en la Esperanza de saber que Jesús está entre nosotros, que no nos abandona y que nunca nos va a faltar. Caer, levantarnos y continuar… como Él mismo hizo… Su ejemplo es el mejor ejemplo de vida para afrontar con Fe y optimismo esta realidad. Esto es lo que en nuestros centros debemos motivar como retos de este curso.

 

¿CUÁL ES EL CAMINO PARA “TENDER UNA MANO” Y HACER DE ESTA REALIDAD UNA OPORTUNIDAD DE CRECIMIENTO, DE ENCUENTRO, DE COMUNIÓN, DE SOLIDARIDAD?


 A ver… no podemos tender manos físicas… pero sí podemos mirar a los ojos de nuestros alumnos, compañeros, padres y madres… con una mirada apreciativa y cómplice. Para que sientan y perciban que cuando “vienen mal dadas”, el Centro, como Institución Educativa se convierte en Casa de Acogida, donde se van a sentir protegidos y amparados en todo momento. Abrir las puertas de par en par y mostrarles que, aun en tiempo de pandemia, podemos seguir caminando, aprendiendo y creciendo…

La Escuela debe ser puente, lazo fuerte de unión con las familias que nos han confiado lo mejor de sus vidas, sus hijos; por eso… Como dice el Papa Francisco, hemos de estar atentos y alerta para tender la mano al pobre. Nuestros pobres son, en ocasiones, aquellos alumnos que desgraciadamente están viviendo dramas familiares derivados de esta Pandemia, porque sus padres carecen de recursos y tienen situaciones complicadas. Necesitan del aliento, la solidaridad y el amor que emana de nuestros Centros… estar pendientes de ellos y sus familias, no dejando que caigan en pozo de la tristeza y teniendo siempre un mensaje de esperanza… TODO PASA, decía Santa Teresa.

¿QUÉ HAY QUE CAMBIAR? – Al hilo de lo expuesto, debemos cambiar ciertos estados de tristeza, desesperanza, pesimismo o incertidumbre que percibimos en algunos de estos alumnos a los que la situación les ha superado totalmente. Poniendo alegría en la pena y luz en la oscuridad…el maestro ha de ser entonces menos transmisor de conocimientos y ser más un amigo…un confidente, un animador y un estimulador…que “tiende continuamente la mano a sus alumnos” para mostrarles que siempre hay luz al final del túnel. Esta es nuestra MISIÓN EDUCATIVA, dar unas gotas de felicidad a los que peor lo están pasando. ¿QUÉ HAY QUE POTENCIAR? – ¿Potenciar? Nuestra Identidad Propia como Centro Carmelita Misionero Teresiano, nuestro Carisma, lo que nos identifica y da sentido a nuestra labor educativa, que en definitiva es lo mejor que tenemos. Nuestra LUZ Y GUÍA. Hemos de transmitir, con más fuerza y vehemencia que nunca, nuestra MISIÓN, VISIÓN Y VALORES para que toda la Comunidad Educativa nos sintamos una Gran Familia que puede hacer frente a los más adversos avatares. “La unión hace la fuerza”. Cuanto más unidos estemos, más llevadera será la carga… más llevaderas nuestras cruces del día a día…

Tatiana Sáez Martínez, maestra de Educación Primaria. Trabaja en Colegio La Purísima de Torrevieja desde el año 2002.

Casada y madre de un hijo de 10 años. Se siente totalmente identificada con el carisma y la familia palautiana… Su labor docente colma todas sus aspiraciones personales y profesionales.

De ella misma, dice: Cada día es un nuevo reto… intento dar siempre lo mejor de mí a mis alumn@s.