El Reino de Dios viene de la nación, la nación viene de la tribu, la tribu viene de la familia. Celebrar el Día de la Familia Carmelitana en su 25 aniversario es realmente un signo del Reino de Dios vivo, un signo de amor, cercanía y presencia de Dios. El 30 de Julio, los religiosos y las religiosas de la Orden Carmelitana, junto con los laicos, jóvenes y niños, se han reunido para celebrar y dar gracias por el don de la vocación carmelitana de oración y servicio.

Las hermanas de la comunidad de “Ntra. Sra. Del Carmen” de Lucena y de la comunidad de “Fr. Palau” de Manila, junto con las postulantes, aspirantes y estudiantes, hemos participado en la celebración que tuvo lugar en el Santuario de la Virgen del Carmen en Quezon City. Participamos activamente. Fue para todos una oportunidad de encontrar nuevos amigos y saludar a los “viejos”; una renovación del espíritu de familia. Fue también una oportunidad de introducir a las jóvenes en la espiritualidad carmelitana: distintas Congregaciones y carismas bebiendo de la misma fuente del Carmelo unidos como una sola familia.

Realmente, fue una celebración de victoria y de comunión. Victoria sobre los retos y dificultades encontrados por el camino como familia, y comunión orando juntos y juntos construyendo como una familia en el Carmelo, unidos y reconfortados en el amor, servicio y oración. Pero eso aún no es el final. La celebración es solo el comienzo del siguiente reto: el de renovar nuestro compromiso de fidelidad y de pasión, como lo fue en el pasado. Una familia de Dios viva en la familia de Carmelo es el Reino de Dios vivo, signo de unidad, oración y servicio.

Pero eso aún no es el final. La celebración es solo el comienzo del siguiente reto: el de renovar nuestro compromiso de fidelidad y de pasión, como lo fue en el pasado. Una familia de Dios viva en la familia de Carmelo es el Reino de Dios vivo, signo de unidad, oración y servicio.