VALORES DE SAN JOSÉ

Cada mes, un aspecto, siguiendo los puntos de la carta del Papa Francisco en el aniversario de anunciar a San José patrono de la Iglesia Universal. Hoy, la faceta del “Padre de la ternura”. En este año de san José queremos afinar el corazón mirando también sus actitudes, las del hombre al que Dios confió a su Hijo, del que se fio la Virgen y del que Jesús habrá aprendido a relacionarse y a afrontar la vida. En marzo empezamos con la novena y unas pinceladas sobre las diversas facetas de este “glorioso Patriarca”, como le llamaba Santa Teresa.

Ahora damos paso al compartir sobre los actitudes o virtudes, podríamos decir, del que fue Esposo de la Virgen y Padre adoptivo del Hijo de Dios.

TERNURA Y FRAGILIDAD. ¿CÓMO VIVIRLAS EN LA COMUNIDAD?

A las hermanas de la comunidad cmt “Nuestra Señora del Carmen” de Palencia, España, hemos hecho un par de preguntas:

Como comunidad, ¿cómo podemos vivir la ternura desde nuestra fragilidad? ¿Qué necesitamos para hacerlo realidad? ¿Cuál es el mayor desafío en el mundo de hoy?

Y esto es lo que nos han compartido.

Disfruta del visionado.

PARTIENDO DE LA CARTA PATRIS CORDE:

José vio a Jesús progresar día tras día «en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres» (Lc 2,52). Como hizo el Señor con Israel, así él “le enseñó a caminar, y lo tomaba en sus brazos: era para él como el padre que alza a un niño hasta sus mejillas, y se inclina hacia él para darle de comer” (cf. Os 11,3-4).

Jesús vio la ternura de Dios en José: «Como un padre siente ternura por sus hijos, así el Señor siente ternura por quienes lo temen» (Sal 103,13).

La historia de la salvación se cumple creyendo «contra toda esperanza» (Rm 4,18) a través de nuestras debilidades. Muchas veces pensamos que Dios se basa sólo en la parte buena y vencedora de nosotros, cuando en realidad la mayoría de sus designios se realizan a través y a pesar de nuestra debilidad. Si esta es la perspectiva de la economía de la salvación, debemos aprender a aceptar nuestra debilidad con intensa ternura[12].

También a través de la angustia de José pasa la voluntad de Dios, su historia, su proyecto. Así, José nos enseña que tener fe en Dios incluye además creer que Él puede actuar incluso a través de nuestros miedos, de nuestras fragilidades, de nuestra debilidad. Y nos enseña que, en medio de las tormentas de la vida, no debemos tener miedo de ceder a Dios el timón de nuestra barca. A veces, nosotros quisiéramos tener todo bajo control, pero Él tiene siempre una mirada más amplia.