OCTAVA JORNADA DEL TRABAJO CAPITULAR

 

La Asamblea Capitular profundiza en las opciones que conciernen a las hermanas

 

En el séptimo día de trabajo capitular, la asamblea vivió una jornada marcada por la reflexión profunda y compartida en torno a las opciones comunitarias que interpelan directamente la vida y misión de las hermanas. Inspiradas por la figura del apóstol Santiago y del liderazgo según el carisma de Francisco Palau, pensamientos que se desprendían de la homilía del P. Pedro, las capitulares abordaron con discernimiento y espíritu sinodal las decisiones que configuran el horizonte del Instituto.

El predicador hizo memoria del llamado evangélico a una autoridad vivida en clave de servicio y no de poder. A la luz del testimonio del Beato Palau, invitó a abrazar la fragilidad como espacio donde actúa la gracia, recordando que el verdadero liderazgo no nace del dominio sino de la entrega y la caridad activa. Junto con toda la asamblea reunida alrededor del altar, encomendó el servicio del nuevo Gobierno provincial y el caminar esperanzado de esta parte de la Congregación.

La asamblea, en un clima de escucha y corresponsabilidad, dejaba resonar la pregunta sobre cómo asumir un liderazgo que recree relaciones fraternas y fomente la unidad, evitando dinámicas de poder que fragmentan.

Durante la sesión, las opciones discutidas -vinculadas a la vida comunitaria, los procesos formativos, la actualización del carisma, la economía solidaria y sostenible, entre otras- se presentaron como desafíos que requieren una responsabilidad, una obediencia madura y consciente, fruto del amor a la Iglesia y al prójimo. Se destacó que la comunidad está llamada a ser un espacio de cuidado, donde cada hermana pueda florecer en su vocación misionera.

Hemos trabajado mucho, pero aún hay cosas por reflexionar, dialogar, objetivos por discernir y acordar. Mañana, cuando todas descansen. En el tintero han quedado preguntas y temas por conversar aprovechando el día de trabajo que queda delante. Estos días dejan resonando una llamada clara: vivir las opciones capitulares con humildad, apertura y compromiso, confiando en que, aun en la debilidad, la fuerza de Dios se manifiesta y guía la historia del Instituto.