Los centros educativos de la provincia han elegido como lema de la pastoral para el período 2020-2022 la frase que encabeza el texto. Iluminemos el mundo. Tal vez inspirados por las palabras que Francisco Palau escribe a Juana Gratias: “Fomenta esta luz interior, ella calentará tu corazón y dará fuerza a tus acciones.” (Carta 6,7). Se ha definido temas de tres años consecutivos: Acogida, Coherencia, Alegría. Tres palabras que describen el deseado ambiente de los colegios cmt.

El año escolar en curso lo dedican a profundizar en la actitud de la acogida. Nos ha aparecido una actitud importante, interesante para recordar en el marco de la semana de Oración por la Unidad de los Cristianos que estamos finalizando. Por ello, aprovechamos la oportunidad de presentarte en este momento el vídeo creado con las aportaciones conjuntas de todos los centros.

¿Cuáles han sido los objetivos de optar por este valor? Ellos mismos dicen:

  • Ser centros familia, tender el brazo al prójimo: alumnado, familias, personal… Mostrar el afecto y el vínculo de nuestra comunidad con nuestras familias.
  • Descubrir que nuestra fortaleza está en la suma de nuestras diferencias y potenciar un cambio con nuestras acciones para mejorar nuestro mundo.
  • Ofrecer la calidez en estos momentos complicados.

Los equipos pastorales de nuestros centros educativos cmt han colaborado para acercarnos, en este vídeo, lo que es una pastoral sintiente. Lo hacen presentando el lema del curso.

 

 

La palabra “acogida” habla de espacio, de casa, de lugar, de «admitir a alguien en comunidad». Es un momento privilegiado del encuentro entre personas, a la vez que una necesidad. Acoger es decirle a otra persona a través de la actitud: “Tú cuentas para mí”, “Tú me importas…

Da seguridad que se necesita para afrontar una necesidad es una fuerza necesaria para contrarrestar tanta fragilidad. Es fortalecer un dinamismo vital clave. Es decirle: “Tú podrás afrontarlo”. Cuando se tiene con quién compartir una dificultad o necesidad, cuando se establece el puente de la comunicación, se facilita que la persona vea la situación desde otro punto de vista.

Toda relación humana es curativa, es sanadora, es capaz de despertar las potencialidades dormidas de la persona. Una acogida bien hecha devuelve a la persona una visión de sí misma con posibilidades internas de poder afrontar su realidad. El sufrimiento viene acompañado de un mecanismo de defensa, que es la negación.

Acoger cumple la función de dar alternativas, de crear oportunidades, de apostar por una salida. Es reforzar la autoestima personal.

En el tiempo de las comunicaciones y de las redes sociales, buscamos crear lazos de comunión y abrir espacios de acogida, diálogo, oración y discernimiento.

OBJETIVOS DE LA ACOGIDA EN UN CENTRO CMT:

  • Integrar a todos los Alumnos/Profesores/PAS en la dinámica del grupo Clase-Comunidad Educativa fundamentalmente a aquellos que se incorporan por primera vez y no tienen ninguna vinculación previa. Mejorar el conocimiento entre todos los alumnos del grupo-clase. Respetar y valorar las características y diferencias individuales evitando cualquier tipo de discriminación. Iniciar y favorecer el trabajo cooperativo y en grupo respetando los diferentes puntos de vista y asumiendo las responsabilidades que correspondan. Aceptar las normas y reglas establecidas en la Comunidad Educativa.
  • Propiciar un ambiente festivo, normalizando situaciones que pueden considerarse desbordantes en los más pequeños. Establecer hábitos sociales básicos; convivencia, relaciones de cortesía, higiene, alimentación, Favorecer la empatía y la cohesión del grupo. Desarrollar la autoestima, facilitando la identidad e integración del alumnado, acordando habilidades sociales básicas a respetar, propiciando la expresión de sentimientos e ideas. Establecer rutinas, responsabilidades… Crear un entorno seguro, conociendo los espacios del centro y a los profesionales que trabajan en él.

La acogida es una virtud o valor humano de incuestionable importancia. Es hospitalidad. Se puede nacer más o menos acogedor, pero también es un valor que se cultiva, se educa. Abre puertas tanto en el que recibe como en el que es recibido. El rechazo, la exclusión, las cierra. Se acoge a la persona humana como tal, no importando las diversidades o diferencias que la rodean. Cristo, es, al mismo tiempo, quien acoge, es acogido en la persona del otro y es modelo del acogedor.

Otra área en la que la acogida es particularmente sensible es la pastoral social, la pastoral dirigida a los pobres, a los pequeños, a los desvalidos. No basta prestar servicios, es necesario “acoger” como primera señal de caridad, de amor fraterno; pero tampoco es suficiente “acoger”, hay que prestar eficaces servicios de asistencia, de promoción, de liberación. De ahí que la actitud de acogida hace parte de la misión evangelizadora de la Iglesia. La acogida encierra todo un movimiento espiritual interior, en el que Dios acoge, acogemos a Dios y estamos llamados a acoger a todo ser humano como él acoge y lo acogemos.

La raíz de nuestro carisma arranca de la experiencia eclesial de Francisco Palau. Misterio trinitario y persona humana en la Iglesia, misterio de comunión, nuclean la experiencia de Francisco Palau: profundización del misterio del ser humano y de la Iglesia, misterio de unidad y comunión. Llamados a enriquecer el carisma heredado y recibido por vocación, reconocemos a la Iglesia como: belleza infinita y plan de Dios sobre la humanidad en la historia; realidad viva por la acción del Espíritu; comunidad de prójimos, pueblo en camino, destinados a la felicidad; cuerpo de Cristo con relaciones entre sí y con su cabeza; sujeto de amor y objeto de entrega y servicio (prójimos: marginados, heridos, necesitados…).

La acogida hecha cultura llevará a todos “a apreciar los valores auténticamente de los otros, más allá de todas dificultades que comporta la convivencia con aquel que es diverso de nosotros”. Esta convivencia es, en todo caso, el objetivo final de la “la comunión en Cristo”, de la educación para la vida comunitaria católica, universal. El “diálogo” que propicia la Iglesia con todas las naciones, sus culturas y sus religiones, empieza y sigue con una continua cordial acogida, reconociendo y descubriendo en ellas “semina Verbi”. Sin la acogida, ningún diálogo es posible ni próspero.

La acogida y la solidaridad se hacen innegociables. Abramos espacios de acogida. Iluminemos el mundo desde nuestras actitudes de calor humano, de cariño, de cercanía, de ternura…

Antonia Agulló cmt

Elzbieta Strach cmt