Sí, fin de semana, agosto, vacaciones, fiesta. Será para mí, también para ti que me lees seguramente. Pero,

NO LO SERÁ

para 40.000.000 de niños y jóvenes

que esperan temblorosos y asustados

lo que el fin de semana les traerá de horror y sufrimiento.

Me costó tomar conciencia de esta realidad. Los fines de semana, los tiempos de descanso (vacaciones de verano, navidades…), son los más utilizados por quienes ya no saben qué más horrores inventar para satisfacer sus deseos de placer aberrante y malsano, por quienes sólo encuentran placer en someter a otros para sentirse poderosos. ¡Qué valientes ante niños pequeños e indefensos, ante jóvenes y adultos en inferioridad de condiciones! 

Pero ojo, no sólo he aprendido sobre los tiempos, también estoy haciendo un curso intensivo sobre el modo como se llega a eso. Y siento que en mi vida también he recorrido algún tramo de este camino. Quizá si lo piensas despacio y sinceramente también tú te sientes reflejada/o en algo.

¡Qué fácil resulta someter a los demás desde posiciones culturales “superiores”; desde roles que proporcionan autoridad, muchas veces bajo capa de bien para el otro o de servicio, pero sin tener en cuenta e incluso potenciar su libertad! ¡Qué fácil, en algunos ambientes, hasta decidir que debe comer, qué pastilla debe tomar o cómo se debe entretener o aburrir! De verdad que este tema daría para un master en el manejo de nuestras relaciones.

No es de todos modos ahí donde quiero centrarme hoy, sino en la necesidad, en la urgencia de que HOY VIERNES RECES INTENSAMENTE. Muchos niños y jóvenes gritan por ser liberados. 

¡Ojalá esta idea queme tus entrañas!

y pidas a gritos a Dios que encuentre la manera de que los más posible sean liberados hoy. Dios lo quiere. Yo no puedo dudar de eso. Pero también necesita nuestra colaboración. Con nuestra oración y nuestro compromiso de vida. Seguro que con estos ingredientes Él hará maravillas. Las hemos vivido en estos tiempos en que un grupo de hermanas y laicos estábamos a tope comprometidos con nuestras decisiones y nuestra oración en esta causa. Parece que hace falta más fuerza. 

  • Si estabas y has bajado la guardia, ánimo: ponte en marcha de nuevo. 
  • Si quieres unirte: te necesitamos, los niños y jóvenes te necesitan.

Escucha su grito: Esas voces, podemos ser cualquiera de nosotros, que ellos de algún modo experimentan y esperan.

  • Y eran muchas las voces que decían que nos encontraran y son muchos los niños que siguen con los monstruos. Y, si me rescataron a mí, ¿por qué no rescatarán a los otros? Todos sufrimos y esas voces quieren rescatarnos.
  • ¿Quiénes son esas voces María, están en tu cabeza? 
  • María se enoja. ¡No!!!; Y no está en mi cabeza y no estoy loca. Esas gentes que vinieron a visitarnos y nos dijeron que gritáramos fuerte para que nos encontraran, esas personas rescatarán a los otros niños. La que me abrazó a mí me lo dijo. Y se lo decían a un señor y ese señor tiene poder y lo hará. Su abrazo era suavecito.
  • Y ¿quiénes son, María?
  • No sé, no los conozco, pero son buenas personas… Gracias a ellos gritamos y ustedes nos encontraron en el pozo.

Ellos siguen en manos de los monstruos.

Tú y yo de fin de semana.

¿Es mucho pedir que te cuestiones tu vida

y colabores al menos con tu oración?

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