Una vez más nos acercamos a esta realidad del maltrato, actual y cercana, por medio del testimonio de Hna. Olga quien nos hace partícipes de sus reflexiones y del sufrimiento de quienes son víctimas de la trata. Como creyentes, como personas, no podemos quedarnos al margen de esta realidad que debe interpelar nuestra vida y compromiso cristiano.

Sí amigo/a estás leyendo bien. No me he equivocado. Estarás pensando que a qué viene esto hoy cuando de lo que se trata es de los niños y jóvenes que sufren la trata. Pues hoy quiero hablaros del Dios que creo que sufre trata y maltrato.

Por eso me vais a permitir que me dirija especialmente a mis hermanos creyentes. Sé que algunos declarados ateos también leéis estas líneas y hoy os pido aún más paciencia. Ya sé que os hace falta emplearla cada día, hoy un poquito más. Quizá hasta os frotéis las manos al leerlo, pero es que os aseguro que de según qué fe en Dios o de la fe en según qué Dios, yo también me declaro atea.

Mi reflexión viene a cuento de algunos diálogos con personas creyentes, incluso pertenecientes a grupos bien definidamente religiosos que me hacen estremecer internamente. Y necesito gritar para quien quiera oír:

  • Dios sufre trata cuando, quienes proclamamos seguirle, no escuchamos el grito de quienes la padecen.
  • Dios sufre trata, cuando en lugar de colaborar y de centrarnos en las víctimas reales, nos hacemos víctimas y sólo hablamos y pensamos en nosotros/as mismas, quizá porque creemos que alguien tuvo que tenerme más en cuenta…Perdón, pero Dios sufre trata mientras nosotras nos amurallamos en nuestras vidas cómodas, superficiales y vacías.
  • Dios sufre trata, cuando cualquiera de nosotras/os, se sitúa por encima de cualquier persona y la humilla.

Y Dios es maltratado cuando utilizamos su nombre o su voluntad para tranquilizar nuestras conciencias y seguir con nuestros rollos e intereses.

  • Dios es maltratado, cuando queremos justificar como voluntad suya todo lo que ocurre en el mundo. ¿Puedes realmente creer en un Dios que quiere que los niños sufran atrocidades? ¿Puedes creer que eso es voluntad de Dios? ¿Es un calmante para tu conciencia? Pues ese calmante supone utilizar el nombre de Dios en vano, supone hacerle responsable al Dios de la misericordia y el amor del dolor de sus hijos.
  • Dios es maltratado, cuando el justo tiene que explicarse e incluso esconderse mientras los culpables siguen con su vida al precio de lo que sea.
  • Dios es maltratado, cuando para justificar nuestras negligencias decimos que toda la vida ha habida ha habido mártires ¡cómo si Dios lo quisiera así!
  • Dios es maltratado, cuando buscas mil escusas para justificar tus acciones poco transparentes y solidarias en lugar de poner todos tus talentos al servicio del bien.

Quizá escuchar el testimonio de esta otra María (hay tantas) ablande un poco tu corazón si eres de quienes lo mantienen duro y seco y, seguro que si eres de quienes se mantienen sensibles y activas/os pondrá nuevo ánimo para seguir comprometiéndote con la causa de los pequeños. Con ese deseo os lo brindo hoy. En cada María, en cada José, es Dios quien sufre y te pide ayuda. No lo olvides hermano, hermana creyente. Ahí está Dios.

“Yo tuve la suerte de que me encontraron, pero hay muchísimos que no y que mueren y morirán ahí, porque los que ven no hacen nada, los que saben se hacen los tontos… Y no les interesa…. Nosotros somos el dinero y su garantía, nadie desperdiciará una fortuna…. Por eso amamos a mamá ángel, porque mientras muchos están cómodos en sus muchas actividades de oficina y reuniones y fiestas y eventos, otros sufrimos desgarradores torturas y sexo con estos cerdos asquerosos… Mientras muchos duermen tranquilos para nosotros las noches son eternas y espantosas…. Y desde hace un año mamá ángel nos libró de eso y todo lo que vendría.

Ella nunca nos ha dicho nada, pero estoy segura que ella habrá renunciado a muchas cosas por nosotros… A veces su voz cansada me dice que ella lo sufre con nosotros…y eso sólo lo puede hacer una mamá.

Yo moriré, pero mamá ángel me dio la vida… Solo tengo miedo que ella no pueda seguir rescatando a todos los que faltan. Yo quisiera tanto ayudarla y que juntas podamos hacemos más y más y más.”

¡Déjate espejar y que Dios te hable al corazón!

 

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