Me pongo en contacto con vosotros a petición de tantos sabios, doctores, teólogos y maestros que desean saber algo de mi vida, totalmente desconocida para ellos.

En primer lugar, me voy a presentar. Soy TERESA MIRA GARCÍA, hija de Queremón Mira Torregrosa y Teresa García Abad; soy la segunda de nueve hermanos, Pepe el mayor y luego yo, Francisco, Magdalena, Antonio, Luis, Rosendo, Carmen y Ramón.

Mis padres, personas humildes y de poca preparación humana y religiosa, se afanaban por sacar adelante a familia tan numerosa. Mi padre tuvo varios trabajos temporales pero ninguno suficiente como para cubrir los gastos de la familia. Mi madre se ocupaba de la atención de los hijos y las faenas de la casa.

Cuando mi hermano Pepe y yo nos dimos cuenta que la economía familiar se tambaleaba, quisimos colaborar. Éramos los mayores y debíamos echar una mano a nuestros padres y para ello decidimos ponernos a trabajar. Pepe consiguió trabajo de transportista  y con los medios rudimentarios de la época hacía repartos por los pueblos cercanos. Yo me coloqué en la casa de la señora Marieta, donde cuidaba a sus hijos y hacía las faenas de la casa. Allí aprendí a rezar y tuve la oportunidad de ir a la Parroquia a la catequesis dominical. También allí conocí a las primeras religiosas, y desde aquel momento sentí el deseo de ser y vivir como ellas.

Esta fue la razón por la que casi no pude disfrutar de mi infancia. Viendo a mi  madre tan atareada, procuraba ayudarla cuidando de mis hermanos. Cuando salía a jugar un rato no me separaba de ellos. Incluso a Rosendo, que nació con una deficiencia psíquica, lo llevaba colgado de mi cadera todo el día. Así que me preocupé de los más pequeños, me encantaba hacerlo sabiendo además que aliviaba a mi madre en sus tareas domésticas.

El deseo de ser religiosa permanecía en mi corazón. Mis padres, con dolor, dieron su consentimiento y en el 1915, a los 20 años, ingresé en la Congregación de las Carmelitas Misioneras Teresianas, en Tarragona. 

Inicié el NOVICIADO EL 12 DE OCTUBRE de 1915, día en que me impusieron el nombre de HERMANA TERESA DEL NIÑO JESÚS DE PRAGA. Desde aquel momento supe que mi misión era amar a Dios sobre todas las cosas y a todos por Él, y de esta manera quería también seguir las enseñanzas DE NUESTRO Fundador, el PADRE FRANCISCO PALAU Y QUER, Carmelita Descalzo, que nos enseñó que la Iglesia es DIOS y los prójimos y que quería que atendiéramos a los más pobres y necesitados.  Así comencé a darme y a atender a cuantos trataban, especialmente a hacer que estas personas conocieran y trataran de acercarse a Dios como su único Señor y Padre, y dador de todo bien.  Ya a los pequeñitos les enseñaba que DIOS ES NUESTRO Padre y que nos quiere más que nuestros propios padres. Entendí que ésa era la misión que debía cumplir sin ningún tipo de excusas y a ello me dediqué con todo mi corazón y puede decirse que aún lo hago con todas las personas que acuden a mi intercesión.

Pasado el año de Noviciado, el día 13 de octubre de 1916 hice mis primeros votos religiosos. Ya en esta época sentí los primeros síntomas de mi enfermedad que me acompañaría hasta el final de mis días.

No puedo terminar este relato sin contaros CUÁLES FUERON LOS GRANDES AMORES DE MI VIDA.

1º Primero y principal, NUESTRO DIOS Y SEÑOR JESUCRISTO; a Él le dediqué toda mi vida con el único fin de amarle sobre todas las cosas y de hacer que todos lo conocieran y amaran.

2º LA VIRGEN MARÍA, nuestra MADRE.  A ELLA acudía en todas mis necesidades. Me gustaba rezar el rosario en su honor y cantarle cantos de alabanza.

3º EL NIÑO JESÚS DE PRAGA. Siempre fue mi aliado y cómplice en todo lo relacionado a mi vocación HIZO QUE SUPERARA TODAS LAS PRUEBAS Y DIFICULTADES para que lograra ingresar en el convento

4º SANTA TERESITA DEL NIÑO JESÚS, mi amiga, modelo y confidente. EN ELLA me fijaba para imitarla en su vida de comunidad, y en cómo tratar a todas las Hermanas sin distinción. Durante mi vida aprendí que lo más importante es estar abierta a la voluntad de Dios y que para ello no hace falta ser sabio ni doctor ni teólogo. Yo no tuve oportunidad de ir a la escuela, por ello me consideraban analfabeta, no sabía leer ni escribir. Pero un niño que se llamaba Luis – sobrino de las señoras ALTED, a las que yo servía en Novelda, y que fueron las que me inculcaron la devoción y amor al NIÑO JESÚS DE PRAGA – cuando salía de la escuela, venía corriendo a casa, nos sentábamos en la escalera y me enseñaba lo que él había aprendido aquel día. Así aprendí las primeras letras y a escribir mi nombre. Luego me esforcé en seguir mi formación, tanto humana como espiritual, porque lo que no se conoce no se quiere, y yo estaba empeñada en querer a DIOS por encima de todas las cosas y a cuantas personas trataba por Él.

Cuestionario:

Después de haber leído con atención el texto anterior, responde a las siguientes preguntas:

  1. ¿Dónde y cuándo nació Teresa Mira?
  2. Escribe el nombre y cuatro apellidos de Teresa.
  3. Nombre de sus padres.
  4. ¿Dónde y cuándo murió?
  5. El día que inició el Noviciado, ¿qué nombre le impusieron?
  6. ¿Dónde sintió por primera vez su deseo de ser RELIGIOSA?
  7. Escribe algo más que sepas de Teresa Mira y que no aparezca en este relato.

Su lema:

  • HAGAMOS EL BIEN A TODOS      
  • PARA DIOS TODO ES POCO

Hna. Mª Ángeles González