En la comunidad “Ntra. Sra. del Carmen” de Palencia, el día 22 de marzo de 2015 descansó en el Señor nuestra Hermana PAULA GARCÍA MARTÍN,
Breve recorrido por su vida
Nuestra H. Paulina nació en Santa Cruz de Salceda (Burgos) el año 1919, de padres ejemplarmente cristianos. Recibió los sacran1entos de iniciación a la vida cristiana, en la parroquia de su pueblo.
En el año 1957 ingresó en la Congregación de Carmelitas Misioneras Teresianas. Profesó en el 1958 y ha vivido en ella, con una entrega gozosa al Señor. Ratificándola con sus votos perpetuos. Con gran fervor y alegría celebró, también sus Bodas de Plata y de oro.
Es digno de destacar el acontecimiento que para ella supuso la celebración de sus Bodas de Oro. La acompañaron todos los sobrinos y familiares. Renovó sus votos en la presencia de todos y seguidamente de la Eucaristía se sucedieron las felicitaciones, obsequios y cantos, todo ello la hizo sentirse muy feliz Ese día lo vivió durante mucho tiempo con gran satisfacción.
Destinada a la comunidad de la clínica de Gijón, ha servido a Dios y a los hermanos con entrega alegre y generosa en el oficio que la obediencia le encargó durante 40 años, gozando de su trabajo, siempre reconocido y valorado, en el que se sacrificaba y disfrutaba por el bien que hacía a todos.
Destinada a esta comunidad de las Moradas en el año 1998, siempre la hemos visto con alegría, comunicativa, acogedora, cordial y con la sonrisa en los labios.
Tres años ha pasado impedida en una silla de ruedas, siempre serena, alegre, aceptando su realidad con mucha paz. Por las mañanas, al darla los buenos días y preguntarla. ¿Cómo has descansado, H Paulina? su respuesta era siempre la misma: «Si no duermo, rezo». Ha disfrutado espiritualmente participando, de la Eucaristía diaria transmitida por televisión; así como de tantos otros programas religiosos y catequesis de los miércoles impartidas por el Santo Padre.
Nuestra H. Paulina siempre se ha mostrado muy agradecida a Dios por los padres que le ha dado, por su familia, a la que tanto ha querido y de la que se ha sentido tan amada, agradecida también a Dios por su vocación religiosa, con mucho amor a la Congregación, a su comunidad, y a la Iglesia.
Agradecemos a Dios el haber vivido con nuestra H. Paulina durante los últimos diecisiete años de sus 95 de vida.
Os invito a participar en esta Eucaristía, dando gracias a Dios por el regalo de su vida y por las gracias que el Señor la ha concedido. ¡Hermana Paulina! Goza de Dios eternamente e intercede ante el Señor por nosotros.