El 19 de abril de 2020 se nos fue a la Casa del Padre.

Nacida en Alforja, un pueblo de Tarragona, el 30 de mayo 1937. Empezó su andadura en la Congregación con la entrada al postulantado el primer día de mayo de 1961. Pronunció sus primeros votos el 15 de noviembre del año siguiente y cinco años más tarde el compromiso se hizo perpetuo. Su vida de carmelita misionera teresiana geográficamente se puede ubicar en las comunidades de Cataluña: San Llorenç Savall, Barcelona, Tarragona, El Vendrell, Aitona… Algunas, su destino más de una vez.

La hna. Teresa Aragonès Mariné (e.p.d.) fue una hna. que destacó, como miembro de las comunidades por las cuales pasó, como una persona muy noble, justa, libre, sincera, trabajadora; inteligente y espiritualmente equilibrada. Amiga fiel, con quien tenías guardadas las espaldas, con la que podías convivir como amiga sintiéndote a gusto con ella. Enemiga total de chismes. Prudente, tolerante, respetuosa en las decisiones tomadas por cada hermana en sus funciones como animadora local y consejera provincial. Con todas, generosa y comprensiva.

Incansable buscadora de una vida comunitaria más sencilla y fraterna, realizando algunas experiencias de vida comunitaria junto con otras hermanas; primero en Tarragona y finalmente en Nazaret: comunidad de inserción.

En su primer destino se dedicó -en la misión recién fundada en Sant Llorenç Savall- a la atención de niñas acogidas en el internado “Institución Santa Teresa” de la entonces Protección de Menores, haciendo con ellas la función de madre y profesora. Con un grupo de estas exalumnas mantuvo estrecha relación hasta el final de su vida. Siempre a iniciativa del grupo, se reunía con ellas en la comunidad y esto le permitía hacer un seguimiento educativo-emocional- espiritual de las mismas.

En Sant Llorenç Savall, en su segunda estancia, en los años 1993-2002, destacó por su amor, cariño, dedicación y delicadeza hacia los bebés acogidos en el centro “Llar Vall-Xica”. Mantuvo contacto con las familias acogedoras de los niños adoptados, de quienes ella era la educadora referencial.  Con una de estas familias se relacionó hasta la muerte de un niño afectado por una enfermedad hereditaria e incurable.

En los demás destinos se dedicó con mucha responsabilidad a la educación. Son muchos los alumnos que la recuerdan con cariño y que lloran su muerte.

Una de las fundadoras de la comunidad “Nazaret” -su último destino- realizó una entregada misión de compañía, escucha y atención de las necesidades que le planteaban familias desfavorecidas y a cuantas se relacionaban con la comunidad con el fin de remediar o paliar sus necesidades más básicas.

Un aspecto que no se puede silenciar en la vida de la hna. Teresa es el fuerte vínculo que la unía a “la tieta” – hermana su madre fallecida tempranamente – que le hizo de madre y a quien Teresa cuidó con mucho amor y dedicación hasta la muerte de ésta. Por último, cabe destacar el gran amor a su patria: Catalunya, de la cual defendió con pasión su historia, su cultura, su lengua y, especialmente su libertad.

Descansa en paz, hna. Teresa.

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