​En el marco entrañable, sobrio y sereno, de la capilla en la que reposan los venerados restos de nuestro Padre Fundador B. Francisco Palau, en la Iglesia “Monte Carmelo”, de la Casa Madre de Tarragona, en la tarde del día 19 de marzo, nos hemos reunido las dos comunidades presentes en esta Casa. Un motivo muy especial nos ha convocado: Es la Celebración y Acción de Gracias por el 150 Aniversario de la Fundación de Tarragona, que tuvo lugar, tal día como hoy, el 19 de marzo de 1871, festividad de San José. ¿Dónde podíamos mejor recoger y revivir el eco de este importante acontecimiento, si no junto al sepulcro, que guarda los restos de nuestro querido Padre?

Sabemos del interés que Él tuvo por fundar en Tarragona. Ya, encontrándose privado de libertad,  meditó llevar a cabo este proyecto, volando alto, en sus sueños de fundador. Las muchas ataduras terrenas, no pudieron frenar el impulso del Espíritu,  que en su día le inspiró disponer que, Dolores Rovira Quintana y Apolonia Josefa Sonadellas Palau, se trasladaran a Tarragona.

En sentida oración y en esta atmósfera de recogimiento junto al Padre Fundador,  fuimos escuchando el relato de algunas de sus cartas como la 168, dirigida a Dolores Rovira. En la que nos dice:” Yo estoy dispuesto a sacrificarlo todo para venir en auxilio de Tarragona”. Y la carta 99 dirigida a las Marías de Ciudadela, Barcelona: “Os escribo despacio, habiendo precedido mucha oración. Escuchad los designios de la sabiduría de Dios sobre vosotras” Sigue un hermoso relato cargado de enseñanzas, de solicitud y amor paternal, fruto de la inspiración que había recibido de Dios para fundamentar los cimientos del edificio espiritual y la Misión a realizar por las hermanas.

Una creativa cascada de pensamientos del Padre, nos ayudó a profundizar y actualizar su mensaje, siempre vivo y operante en nuestro corazón.

Un momento de especial emoción, tuvo lugar al recordar a tantos cientos de hermanas como han pasado por esta Casa Madre, a lo largo de estos 150 años. Muchas de ellas, en número elevado, han alcanzado ya la meta en el Reino de los Cielos. Sentimos y agradecemos vivamente su valiosa ayuda, ellas son como antorchas que han pasado irradiando luz, y ahora, siguen marcándonos la ruta con el resplandor que reciben de Dios.  H. Mª José Gay, nuestra Animadora General se une en su mensaje a nuestros sentimientos: “Celebro con vosotras la fidelidad de tantas generaciones que con amor embellecéis la Iglesia Tarraconense. Gracias por vuestra vida”.

En esta ocasión tenemos también un especial recuerdo lleno de gozo, para tantas hermanas y connovicias que iniciamos nuestros primeros pasos en el camino formativo, en esta querida casa; ella, y las hermanas que nos acompañaron con tanta dedicación, fueron testigos y colaboradoras eficaces de nuestro definitivo al Señor, y hoy, siguen siendo referencia de merecida gratitud a Dios.

La cercanía y los sucesivos detalles de nuestras Animadoras General y Provincial, y las de otro gran número de hermanas y personas conocidas, que se han ido haciendo presentes a lo largo de la jornada, han renovado y fortalecido nuestras  raíces como  familia de Carmelitas Misioneras Teresianas.

La alegría del encuentro se prolongó y concretó en una divertida y festiva fiesta de fraternidad, en la que también estuvo presente la figura de San José, al que dedicamos unos bellos Poemas, como señal de especial veneración, en el día de su fiesta.

Con mucha gratitud a Dios, “Porque su Amor no tiene fin”, concluimos esta jornada memorable, con el deseo de seguir ofreciendo al Señor, con ilusión y esperanza, lo mejor de nuestras vidas, en el aquí y ahora de nuestra historia, porque nos sentimos  piedras vivas de la Iglesia, la Iglesia, Dios y los prójimos.

Tarragona, 21 de marzo de 2021

H. Mª Teresa de Prado, cmt.