ECOS DE UNA PROFESIÓN PERPETUA

Invitados a celebrar la profesión perpetua de la hermana Maricris Malabana, la joven filipina, carmelita misionera teresiana destinada a la comunidad «Nuestra Señora de Czestochowa» de Sopot, Polonia, asistían hace unos días a su compromiso. Hermana Sharon nos relaciona el acontecimiento que pudo presenciar. A continuación, comparte algunas imágenes del mismo.

Varias hermanas carmelitas misioneras teresianas y la familia Malabana, junto con amigos y benefactores, se reunieron este pasado día 16 de julio de 2022, en la capilla de San José del Convento de carmelitas descalzas en Lucena (Filipinas).

La celebración inició con la Eucaristía que fue presidida por el señor obispo Mel Rey M. Uy. Durante la ceremonia la hermana que hacía los votos perpetuos se comprometía públicamente, delante de la comunidad eclesial, a vivir su compromiso bautismal con radicalidad que mencionan las Constituciones. Con pasión servir a Dios y a los hermanos, a la Iglesia, viviendo junto con sus hermanas en comunidad, los consejos evangélicos de obediencia, pobreza y castidad, en el carisma palautiano.

En la homilía, el padre Emmanuel Marfori comenzó diciendo «papunta pa lang tayo sa exciting part» («Vamos a la parte emocionante»): la profesión perpetua de la Hna. Maricris es sólo el comienzo de su viaje. El orador hizo hincapié en que la profesión religiosa es un compromiso diario y de por vida como misionero. Puso la vida del fundador de las hermanas carmelitas misioneras teresianas, el Beato Francisco Palau, como un ejemplo de amor a Dios, a la Sagrada Familia y a la Iglesia. De hecho, Francisco Palau eligió el sobrenombre «de Jesús, María y José».

El padre Marfori recordó que el nombre de la hermana que hacía la profesión perpetua, «Maricris», significa María y Cristo. Y para el beato Palau, María es el modelo de la Iglesia. El orador subrayó también los elementos esenciales de los santos carmelitas: “Santa Teresa de Jesús decía ‘nada te turbe’ que significa ‘no te inquietes’ porque Dios solo basta. Con paciencia, todo es posible, así que trata de estirar la cuerda de la paciencia». De Santa Teresa de los Andes, rescató que cuando se carece de humildad, todas las demás virtudes carecen de sentido. Porque la humildad no es la última virtud, sino que lo es el AMOR, pero sin humildad, todo carece de sentido. De Santa Teresa del Niño Jesús, su pequeño camino es muy importante, «las pequeñas cosas importan». “Esfuérzate por amar a Dios y al prójimo en las cosas pequeñas”. Para San Juan de la Cruz, recordó su «noche oscura». En nuestra vida vendrá la oscuridad, pero no neguemos que Dios sigue presente ahí. Solo que a veces Dios es tímido, a veces Dios es silencioso, por lo que debemos acercarnos a Él».

Por último, el padre Emmanuel dijo que la vida como Carmelitas Misioneras Teresianas debe tener una dimensión contemplativa y misionera. Aludiendo a la sinodalidad de la Iglesia, recordó a la hermana Maricris que su vida ahora ha de ser siempre un camino con Cristo y con los demás. Su familia no la dejará sola y siempre rezará por ella. También están sus hermanos y hermanas de su comunidad de Carmelitas Misioneras Teresianas, ya sea aquí en Lucena, en Filipinas o en Polonia. Y está también el Pueblo de Dios, los hermanos a los que está enviada a servir.

La hermana Maricris pronunció la fórmula de los votos, su compromiso con la Iglesia – Dios y los hermanos-, que en nombre de la Animadora general recibía la hermana Marta Faron, animadora de su comunidad y consejera provincial. A continuación, Maricris fue acogida por sus hermanas de la comunidad de Lucena, Manila, Pangantucan y Ho Chi Minh. Al final de la celebración eucarística, se cantó Flor del Carmelo al celebrarse la solemnidad de la Virgen del Monte Carmelo. Las novicias y las sobrinas de la profesanda ofrecieron flores.

Un sencillo ágape y un programa preparados por las hermanas y novicias completaron la experiencia que pudieron disfrutar todos los invitados.