Hna. Elisa nació el día 11 de septiembre de 1924, en Fafá de Ovelha, Isla de Madeira (Portugal). Hizo su Profesión en la Congregación de Carmelitas Misioneras Teresianas el día 15 de noviembre de 1958.
No resulta fácil recoger en este breve espacio, toda la riqueza humana y espiritual, con que Dios regaló a Hermana Elisa. En los años, fueron casi 60, que pasó en el Seminario de Tarragona, asistió con delicadeza y esmero a los sacerdotes. Ella nos decía, que conocía a muchos, desde que vestían pantalón corto, por eso, su cariño hacia todos los sacerdotes, era entrañable. Rezaba y rezábamos con ella cada día por los sacerdotes. Cuando se encontraba con alguno, se le iluminaba el rostro y las palabras matizadas entre portugués y Español, le salían a borbotones. Una persona conocida, ha dicho de ella: “Ha sido un Apóstol de los Sacerdotes”.
Una pasión que la cautivaba y que cultivó hasta el último momento, fue la asistencia fiel al Coro de la Catedral, donde todos los domingos, antes de la Misa, se unía al Rezo de la Hora Intermedia. Dotada de un eco potente y seguro, podía seguir con holgura los cantos solemnes y bien articulados del coro, alabando con ellos al Señor.
Hna. Elisa tenía una gracia especial para hacer felices a los demás. Para ello se ingeniaba de mil maneras: con gestos, palabras o disfraces; ella disfrutaba haciendo felices a los demás.
Sin querer extenderme, no puedo silenciar otra faceta que H. Elisa destacó en todo momento y hasta el fin de sus días; fue la disponibilidad y el servicio. Era cosa admirable ver como a sus 97 años, siempre estaba preparada y dispuesta para ayudar en lo que fuera, con una agilidad primorosa. Nadie le quitaba la vez para hacer cualquier servicio.
Todo lo dicho, son gestos externos, pero que manaban de lo profundo de su corazón, como una respuesta de amor y de alabanza a Dios. Así, desde la sencillez y desde el silencio, supo hacer vida las palabras de Jesús: “Amaos como yo os he amado”. Ella supo amar sirviendo y servir amando. Este es el aroma de santidad y el ejemplo a seguir que H. Elisa nos ha dejado. Este es el motivo por el que hoy, damos infinitas gracias a Dios, por el don de su vocación a la Iglesia y al Carmelo Misionero Teresiano.
Entregó su vida al Señor el día 13 de marzo del 2022 en la Comunidad Francisco Palau de la Casa Madre, Tarragona- Podemos exclamar con gozo en el corazón: «Dichosas vidas que al servicio de la Iglesia se acabaren». (Beato Francisco Palau).
Querida H. Elisa, ¡sigue ayudándonos desde el Cielo!