Agradecemos a Arantza su compartir de la experiencia que ha supuesto el sostener a los que lucharon en primera línea. Una experiencia humana y profesional que deja huella. Y que se hace voz.

 

Más de 8.162 razones para decir ¡BASTA!

Hay realidades que parecen no existir, de las que apenas se habla, de las que si acaso un día al año, como el de hoy, se aportan datos que pasan desapercibidos entre el resto de noticias del telediario. Realidades que, por su crudeza, nos resultan impensables y cuya toma de conciencia nos repugna y cuestiona a partes iguales. Invisibilizamos lo que nos avergüenza, lo que nos asquea, lo que nos asusta, lo que señala la perversidad humana y la incapacidad social de proteger a los más vulnerables. Pero a veces la vida nos llama a la puerta. Y nos obliga a MIRAR para VER. Y cuando se ha visto el sufrimiento extremo…yo no concibo la posibilidad de callar.

Esta es la razón por la que comparto con quien desee MIRAR, VER Y ESCUCHAR, mi experiencia a lo largo de algo más de un año. Lo hago con pudor, con dificultad para romper el silencio en el que las personas que hemos estado cerca de Marcela, hemos debido de vivir.

Los protagonistas de esta historia, son los rescatados de las redes internacionales de explotación sexual y narcotráfico. Es Marcela Macgano, joven Carmelita Misionera Teresiana,  superviviente que decidió ser la VOZ DE LOS SIN VOZ arriesgando su propia vida. Es la Congregación Religiosa, su familia, que de la mano de mujeres tocadas por Dios, emprendió un proceso de colaboración que ha llevado a la liberación de más de 8.000 niños, niñas y adolescentes, de las garras de la tortura.

A veces la vida nos cambia con una sola llamada. Alguien al otro lado del teléfono me pregunta: “¿Quieres?”. No me pregunta si puedes, porque hay procesos que superan nuestra capacidad, y ella lo sabía. Era cuestión de decisión, y dije SI.

El papel desempeñado en esta historia es lo de menos. Dejadme tan sólo deciros que me ha cambiado la vida, y sí, me ha devuelto la fe.

Toda mi vida he trabajado con el dolor; en prisión, con jóvenes en protección de menores, en el mundo de las adicciones. Siempre cara a cara, y en la intimidad de un despacho. Pero después de estos meses, tratando de SOSTENER A QUIEN SOSTIENE, he llegado a la convicción de que, respecto a la trata, hay que romper los muros. Los del silencio, los del miedo, los de la prudencia, los de la complicidad por desentendimiento. Hemos de comprometernos, cada cual desde el lugar que ocupa y en la medida de sus posibilidades, a generar conciencia de este drama: a nuestras familias, a nuestras amistades, a nuestros pacientes y alumnos, a nuestros compañeros de trabajo, a quien esté dispuesto a escuchar.

La realidad sangrante es que:

– La trata de personas afecta a todas las clases socioeconómicas, edades, géneros, países. También existe en España, sí.

– Junto con el narcotráfico es uno de los negocios criminales más lucrativos.

– Hay miles de niños y niñas que han sido robados, vendidos, para su explotación sexual, la mendicidad, los delitos menores, ser  utilizados como mulas o los matrimonios forzosos. No están desaparecidos. Están secuestrados. No disfracemos  la crueldad de lo que acontece.

– Hay miles de niños y niñas que están sufriendo estas prácticas en lugares ocultos hasta que alcanzan la mayoría de edad, momento en el que también empiezan a ser prostituidos y prostituidas en las calles.

– No se analizan ni denuncian ni se abordan suficientemente las causas estructurales  y sociales de  la trata: corrupción en los aparatos judiciales, policiales, políticos;  objetualización del ser humano, desintegración de las redes de protección social, pornografía promocionada y disponible globalmente, legislaciones poco efectivas, carencias en la formación de los profesionales para la detección de casos, etc.

Hemos de gritar ¡BASTA! ¡Basta de convertir al ser humano en general, y a los menores en particular, en objeto de uso y abuso! ¡Basta de hacer del dinero el motor de las decisiones! ¡Basta de justificar a quien usa la prostitución! ¡Basta de encubrir a quien delinque! ¡Basta de proteger a los corruptos! ¡Basta de quedarnos al margen, de no mirar, de no querer ver! ¡Basta de ocultar las estadísticas reales del número de víctimas de trata, menores y adultos, que dificulta el conocimiento de esta realidad!

Estemos atentos. Hay niños, niñas, adolescentes, jóvenes… que aún no han sido rescatados. Abramos los ojos. Afinemos la escucha. Están ahí. Cerca. Seguro. Es terrible pero son miles. Te llaman. Nos llaman. ¿Respondemos?

Arantza Yubero Fernández

Psicóloga

 

Arantza Yubero Fernández – psicóloga y trabajadora social.

Una profesional, pero sobre todo una persona llena de ternura y pasión por los seres humanos, una persona entera, cercana y encantadora.

Comprometida profesionalmente en la intervención en adicciones en CES-Proyecto Hombre; trabaja como psicóloga en el equipo de Vida Religiosa y en tratamiento de adultos en la Unidad Clínica de Psicología de la Universidad Pontificia de Comillas (UPCO).

Su labor docente, en la actualidad, está dirigida a la formación en la intervención en ámbitos de exclusión social en la Facultad de Psicología y Criminología de la UPCO.