La Eucaristía, el sacramento del altar, la comunión… son conceptos que definen la espiritualidad palautiana desde los inicios. En una carta fechada en Barcelona el 2 de abril de 1854, Francisco Palau, refiriéndose a la marcha de la Escuela de la Virtud, escribe al obispo Costa y Borrás: “En estos últimos días la conferencia ha versado sobre el ayuno eclesiástico, sobre la penitencia y Eucaristía; y hoy nos habíamos propuesto tratar del sacrificio de la Misa…”. (Cta. 15) Uno de los temas tratados en la predicación; la evangelización que realiza su obra apostólica en aquel tiempo.

En pocos días celebraremos el día del Cuerpo de Cristo: el Corpus Christi. En algunos lugares del planeta, el próximo jueves, 3 de junio. En otros se traslada al domingo que lo sigue.

Pero el mes de junio en su totalidad se inscribe en la tradición católica como el mes de la Eucaristía. Y la Eucaristía es literalmente “acción de gracias”. Agradecer, festejar, quedar desbordado por el don que es Dios mismo.

Para Palau, es una realidad fuente de la Iglesia, es un don de esta a su Esposo, es… Para citar solo algunos textos, meditemos esos:

“Cristo da su cuerpo y su sangre, dase todo a su esposa, la Iglesia, esto es, a la congregación de los que comulgan… y por este sacramento el que comulga se hace a más miembro de un mismo cuerpo con los demás comulgantes. (MR 3, 9)

Comulga uno, comulgan mil, y la congregación de los que comulgan, que es la Iglesia se da a sí misma al esposo amando a la Cabeza y a todos los miembros de su cuerpo. (MR 3, 10)

Salta a la vista la dimensión comunitaria que destaca Palau: “Comulga uno, comulgan mil, y la congregación de los que comulgan, que es la Iglesia”. La Eucaristía vivida con otros, en otros, por otros… También al comulgar se fortalece la unidad del cuerpo: “el que comulga se hace a más miembro de un mismo cuerpo con los demás comulgantes”…

Palau, un hombre apasionado por la humanidad. Y por lo mismo su experiencia eclesial invita a la unidad, a la comunión. A la solidaridad. Es el Cuerpo de Cristo, mi hermano. ¿Qué trato le doy? En esta pandemia estamos viviendo una gran posibilidad de fortalecer  nuestros vínculos con el Cuerpo de Cristo; que no es otro que el mismo Jesús y los hermanos.

Es una riqueza carismática, la enseñanza que hemos heredado. Pero para vivirla, necesitamos conocerla, o recordar, si es que la hemos olvidado. Toca hacer relectura y hacerla vida. Porque no se puede ser un adorador del Señor vivo y quedar indiferente ante él presente en nuestros hermanos.

Así que este junio encontrarás en nuestras redes sociales algunas pinceladas eucarísticas. Te invitamos a seguirnos y a seguir descubriendo la espiritualidad eucarística de Francisco Palau y reflexionando sobre el compromiso social que esta supone.

Y recordamos la canción que bien puede reflejar el elemento de fraternidad que nace de esta Fiesta del Amor: de un Dios que se entrega con sus carnes y su sangre, que transforma nuestra humanidad en fraternidad, que es unidad que florece de la comunión trinitaria.

H. Elzbieta Strach