El Señor ha llamado a nuestra querida hermana dentro del camino cuaresmal, que culmina en la Pascua. Su tiempo de vida en este mundo ha sido un prolongado camino de 88 años.

Nació en Igorre (Vizcaya) el 16 de julio de 1933. Hizo su Profesión en nuestra   Congregación de Carmelitas Misioneras Teresianas el 15 de noviembre de 1955, en fidelidad a Dios y  como respuesta a su llama, para seguirle de cerca y amarle durante toda la eternidad.

Hna. Carmele fue haciendo realidad el ideal de su entrega, desde la misión que ejerció como Enfermera, en distintos lugares y casas de la Congregación, donde fue destinada por los superiores correspondientes.

“Iré donde la gloria de Dios me llame”, decía nuestro P. Fundador, Así, con decisión y determinada determinación, a ejemplo de Santa Teresa de Jesús, H. Carmele se dedicó a cuidar a los enfermos  con solicitud, responsabilidad y mucho amor. Supo entregarse  con entusiasmo y deseo ardiente  de ir derramando el buen perfume de Cristo por doquier.

El fin de su camino lo vivió en esta Comunidad “Francisco Palau”de la Casa Madre, donde vino ya enferma. Aquí hemos tenido ocasión de ofrecerla nuestra ayuda y  cariño, junto a la gracia especial, del Sacramento de la Unción de Enfermos, en los últimos momentos de su vida terrena.

“Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna”.

Confiando plenamente en las palabras del Señor,  sabemos que nuestra hermana goza ya de la paz y del amor misericordioso y eterno de Dios. Hoy recordamos con cariño su frase preferida de San Juan de la Cruz, “Esperanza del Cielo, tanto alcanza cuanto espera”, la hermana la repetía en cada encuentro comunitario.

Hna. Carmele, ayúdanos a contemplar y gozar del Cielo que nos espera,  y tú,  goza ya del Señor plenamente.