La Hna Josefina Galán nació el día 13 de enero de1930 en Orihuela (Alicante) aunque para ella su pueblo natal era DOLORES, Provincia de Alicante, donde reside toda su familia.
Fiel a la llamada del Señor ingresó en la Congregación de Carmelitas Misioneras Teresianas, realizando sus etapas de formación: postulantado y noviciado, en Tarragona, donde hizo su primera profesión religiosa el día 15 de noviembre de 1954.
Toda su vida religiosa fue sencilla, dedicada al servicio de la comunidad en las diversas casas donde fue destinada, ¡muy pocas! El Vendrell, Cerviá, Amposta, Tarragona (Seminario Carmelitano) y Desierto de las Palmas (Castellón) en el Centro de Espiritualidad “Santa Teresa”, donde desempeñó el oficio de cocinera cerca de 40 años.
Siempre solícita y atenta con todas las personas que llegaban al Centro de Espiritualidad; cualquiera podía percibir su abnegación en el trabajo y su espíritu de servicio, siendo un verdadero ejemplo para quienes la trataban.
Su atención esmeradísima a los P.P. Carmelitas a quienes respetaba y amaba con predilección, no merece menos relevancia. Nada se le escapaba del bien que pudiera hacer. Sin ruido, de pocas palabras, pero de corazón grande, lleno de bondad, se podría decir de ella que, como la H. Teresa Mira a quien ella llevaba en su corazón, “PARA DIOS TODO ES POCO”
Debilitadas sus fuerzas por el desgaste físico y deterioro cognitivo debido a su avanzada edad, hubo de ser trasladada primero a Valls y después a la comunidad de Torrevieja en la “Residencia Inmaculada” para recibir mayor atención y cuidado por parte del personal sanitario, así como la compañía incondicional de las Hermanas.
Día a día hemos podido experimentar, en su semblante sereno, sobre todo cuando recibía la comunión diariamente, que vivía unida al Señor de quien estaba segura, como diría Santa Teresa…”QUE MI AMADO ES PARA MÍ Y YO SOY PARA MI AMADO”
En la madrugada del 19 de septiembre, sábado, dedicado a la Virgen María, de quien era muy devota, descansó en los brazos del Señor a sus 90 años en total amor y servicio a la Iglesia.
Gracias H. Josefina por tu testimonio de vida. Estamos seguras de tener en el cielo una intercesora que reza por sus hermanas y por la Congregación que tanto querías. DESCANSA EN PAZ,