Breve recorrido por su historia
La Hna. Mª Antonia Ruíz Pérez nació el día 10 de octubre de 1926 en Santander (Cantabria) en una familia muy cristiana, semillero de vocaciones, de la que, tres de sus hijas manifestaron sentir la llamada del Señor a la vida religiosa. H. Mª Antonia y Rosa Mª en nuestra Congregación de CMT y otra hermana CM, las cuales, dejándolo todo se entregaron al servicio de la Iglesia.
A sus 24 años convencida de que Dios la quería para una misión le respondió con firmeza “Aquí estoy” Ingresó en la Congregación de las Carmelitas Misioneras Teresiana, realizando sus primeros pasos en el postulantado de Amorebieta. Seis meses después continuó el noviciado en Tarragona donde hizo su primera profesión religiosa el día 15 de mayo de 1952.
Sus primeros pasos la llevaron a ejercer su actividad docente con los pequeñitos en el colegio de Amposta, Cerviá (Lleida), Ulldecona, Elche, Paterna, Crevillente y Callosa de Segura donde permaneció 32 años dedicada a la enseñanza con los pequeñitos dejando un gran testimonio de vida entre los callosinos los cuales hoy la recuerdan con gran cariño como excelente maestra y educadora de los más pequeñitos siendo para ellos como una verdadera madre: solicita, cariñosa, buena, respetuosa, e igualmente para sus familias a quienes saludaba y visitaba en sus casas cuando había alguna necesidad y se preocupaba por ellos. Podemos decir que la Hna. Antonia fue UNA GRAN SAMARITANA.
Desde que llegó a Torrevieja poco podemos decir debido a su enfermedad que la tenía impedida el habla y modo de expresarse, pero que sus gestos lo decían todo. Miradas cariñosas, apretones de manos, frases sueltas con las que quería, de alguna manera., expresar su gratitud. Por razón de salud se le prestaron las atenciones necesarias en la Residencia “La inmaculada” de Torrevieja, que desde hace años tenemos a nuestro cargo las Hermanas, donde tuvo una atención exquisita tanto por parte del personal sanitario como de las Hermanas que la han acompañado en todo momento.
Era muy feliz, vivió sin hacer ruido y así nos dejó, deleitándonos con una sonrisa inmensa como quien está ya gozando de la presencia del Señor. En la noche del 12 de enero de 2020 a sus 93 años de edad en total amor y servicio a la Congregación y a la Iglesia descansó en el Señor dejándonos una gran huella donde podamos pisar hacia el camino de la felicidad fruto de la fidelidad vivida.
Gracias H, Antonia por tu sencillez y tu bondad. Contamos contigo como intercesora nuestra y de la Congregación.