Hna. Rosario Julia nació en Bilbao el 17 de mayo de 1940, fue la menor de dos hermanas, aunque ella decía que hubo otra entre las dos.
Solía contar sus recuerdos de infancia que eran como los de cualquier niña que tiene una infancia feliz en una familia normal.
A los 19 años inició su andadura como Carmelita Misionera Teresiana en el Postulantado de Amorebieta, allí hizo el noviciado y pronunció sus primeros votos religiosos.
Su primer destino fue la comunidad de Elche para estudiar y prepararse para su vida apostólica. Siempre que hacía referencia a esta época manifestaba la alegría que reinaba entre las jóvenes estudiantes y el bullicio que armaban por cualquier acontecimiento que se presentara haciendo fiesta por cualquier cosa y riendo de todo.
Su misión apostólica la inició en Novelda, colegio al que fue destinada y donde permaneció por espacio de 11años, llevando a cabo su apostolado docente con toda dedicación y entrega. Hasta su muerte guardó un recuerdo especial de Novelda: ex alumnas, ex profesoras, personas cercanas con las que se relacionaba y que gozaron de su amistad y le testimoniaron su cariño hasta el final. Parece ser que esta experiencia apostólica le sirvió para consolidar su opción por la enseñanza pues tenía carisma para ello.
Por situaciones familiares fue trasladada a la entonces Provincia de S. Elías, concretamente en Amorebieta para estar cerca de su madre, anciana y enferma. Trabajaba en el “Cole” y los fines de semana los dedicaba a estar al lado de su madre para aliviar un poco a su única hermana. También en este lugar entabló relaciones sinceras y duraderas y mantuvo comunicación con muchas personas.
El fallecimiento de su madre fue ocasión de abrirse a la misión “Ad gentes”. Paraguay fue el país latino que consagró su misión como CMT.
Llegó en 1987 y pronto, en un barrio de Fernando de la Mora, el sr. Obispo encomendó una Vicaria a las Hermanas, H. Rosario con otra Hna., se encargaron de la parroquia ejerciendo todas las funciones menos las inherentes al sacerdote, que las asesoraba. El Sr. Obispo estaba muy contento de la colaboración de las Hermanas y de la implicación en la pastoral diocesana, ya que lo hacían muy bien pues estaban insertadas en el pueblo y sus gentes.
También por varios años estuvo al frente de una escuela de prescolar, Jardín de infancia, oratorios, etc. La Hermana fue querida por todos y sus exalumnos la recordaban tanto que, 25 años más tarde, en su funeral, enviaron desde allá mensajes de condolencia.
Tras 10 años en América latina la diagnosticaron la enfermedad de Adison que la mantendría atada a los corticoides de por vida pero que no fue obstáculo para llevar una vida normal. Volvió a España, esta vez para ocuparse como consejera y ecónoma Provincial de la vida de la provincia, colaborando con el Equipo provincial y ayudando y asesorando a muchas comunidades en temas económicos por espacio de 15 años. Como siempre estaba disponible se la llamaba de muchas casas.
En una de las visitas pastorales a Ecuador acompañando la H. Provincial, tuvieron un accidente al volcarse por una montaña en coche en que viajaban. Como era el día de la Virgen de Guadalupe y salvó la vida, celebraba este día su nuevo nacimiento.
Siendo Ecónoma provincial fue destinada a Callosa de Segura, desde donde atendía los asuntos económicos de la provincia, pero como era sensible a los problemas sociales, no desperdició la ocasión de ser voluntaria en Caritas colaborando en la alfabetización de los inmigrantes, que había muchos en esta ciudad.
Su última comunidad fue en la residencia de Palencia. Además de ser la administradora, dedicándose en cuerpo y alma a esta misión, todos los días pasaba un buen rato con los ancianos y los trabajadores, hablado y tratando con ellos. Igualmente dedicó tiempo a las familias de los residentes creando lazos de amistad y cercanía.
Rosario era poco habladora pero simpática y muy alegre. Transmitía confianza y cercavía. Mujer fiel a sus compromisos religiosos, nacidos de la fe en Jesús.
Los dos últimos meses de su vida fueron de dolor y sufrimiento. Fue un curso acelerado en el camino de la cruz: dejarse hacer por los demás, aceptar de buen talante todo cuanto se le hacía o decía, verse limitada, no saber qué le pasaba, etc. La vimos vivir todo con paz, con aceptación, asumiendo con fe y confianza en el Señor la realización de su plan sobre ella. DEscansó en el Señor el día 7 de setiembre de 2020.
Jesús dijo: “yo soy la resurrección y la vida, quien cree en mí aunque haya muerto vivirá”. Eso creemos, y esperamos H. Rosario, que estés viviendo junto a Él.
Descansa en PAZ.