Nuestra H. Mª Ángeles Eguíluz Garayo se va a la Casa del Padre el día 14 de septiembre de 2020, después de 65 años de vida religiosa.

Nace de padres cristianos y ejemplares el día 19 de febrero de 1934 en Baracaldo (Vizcaya). Es bautizada en su parroquia de Santa Marina a los pocos días de nacer y recibe los sacramentos de iniciación cristiana en edad temprana, como era costumbre en su tiempo.

Educada en un colegio religioso sintió y siguió la llamada del Señor, entregándose a El en la Congregación de Carmelitas Misioneras Teresianas en donde tenía una tía  a quien quería mucho, desde hacía años, la que le había dado ejemplo de buena y generosa religiosa entregada al Señor a quien servía atendiendo en Buenos Aires (Argentina), en un hospital, con el amor con que lo haría una madre, a niños, jóvenes y adultos deficientes

Ingresó de postulante  en Tarragona, Casa Madre de la Congregación el día 1 de mayo de 1958, después de ayudar a su familia con su trabajo.

A su debido tiempo, al  terminar  la formación del noviciado hizo la profesión de  los votos de pobreza, castidad y obediencia el día 15 de noviembre de 1959. Continuó renovando los mismos, según indican las Constituciones y ya el 15 de noviembre de 1964 Profesó Perpetuamente sus votos al  Señor. En la Congregación.

Su misión apostólica: Se ha dedicado a cuidar al cuerpo de Cristo en los enfermos durante 47 años con todo el amor y profesionalidad, en Francia, Barcelona, Roma, Zaragoza, Alicante, Ávila (en donde sirvió a la comunidad, como superiora, durante 6 años) y en Torrevieja (Alicante).

Su último destino ha sido Palencia, donde ha estado 11 años al servicio de la Comunidad

De nuestra  H. Mª Ángeles, podemos decir lo que dijo Jesús en su vida pública cuando vio venir a Natanael: “He aquí un buen israelita en el cual no hay engaño”, porque viviendo con ella y tratándola, podías contar con su veracidad y claridad. Muy atenta a las necesidades de la Comunidad, a pesar de sus limitaciones. Trabajadora, servicial y sacrificada, un ejemplo a seguir por todas nosotras.

H. Mª Ángeles: Ahora que gozas de la Casa del Padre y conoces las necesidades de la Iglesia, de tu familia y de tu Congregación continúa desde el cielo ayudando, como lo hiciste en la tierra.